¿Cuál ha sido mi delito?, se pregunta Pía Alvero en un vídeo de seis minutos de duración que recogió “lo que hay dentro de cada una de nosotras”. Una grabación que relata los recuerdos de esta fotógrafa de profesión de aquel domingo 23 de mayo de 2021, fecha en la que su exmarido intentó asesinarla. Una historia que ayer compartió con otras mujeres con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Un vídeo que desató la emoción y las lágrimas de las otras tres mujeres que compartían el estrado con ella y de aquellas que observaban y escuchaban con atención sus palabras. “De este dolor han surgido y surgirán cosas bonitas”, añadió Alvero, que recordó la importancia de “intentar transformar el dolor y el mal en algo que nos lleve hasta la belleza, la paz y la igualdad”. En este sentido, remarcó que “tenemos que aprender de lo que muchas hemos vivido para transformarlo en algo que nos prevenga”, aunque destacó que la responsabilidad no solo recae en las mujeres que han sido víctimas de violencia machista. “También hay que señalar a aquellos que nos están haciendo daño y nos están matando”, añadió Alvero, una idea con la que coincidió Nerea Aguado, especialista en Comunicación: “La responsabilidad es que de quien ejerce la violencia”.
Sin embargo, Aguado añadió que “hay muchos hombres y chavales violentos que no saben que lo son porque la sociedad lo normaliza”. En este sentido, Alvero apuntó que “para cuando se llega al extremo por el que pasamos muchas es porque, de alguna manera, la sociedad está blanqueando y normalizando cosas que no hay que normalizar”. De esta manera, la protagonista del vídeo destacó que su propósito con este tipo de creaciones es que “la experiencia de cada una sea el punto que haga a la sociedad reflexionar sobre por qué y cómo se llega a eso y, a partir de ahí, trabajar entre todos para dar solución a algo que estamos viviendo y que, por desgracia, a las mujeres nos está matando”. Otro de sus proyectos fue la creación del libro Güendi, la otra historia, junto a la diseñadora gráfica Irene Villafranca. En esta reinterpretación de Peter Pan, Wendy se transforma en Güendi, una historia que busca transmitir que, según Villafranca, “hay momentos en la vida en la que sentimos dolores y pasamos de ellos porque pensamos que somos unas exageradas y unas locas, pero si realmente haces caso a tu cuerpo y a cómo reacciona cuando estás con una persona, igual te das cuenta de que no deberías estar allí y que puedes tomar esa decisión libremente sin culpa de hacerle daño al otro”. Y es a raíz de la creación de este libro cuando surgió Revolución Güendi, un proyecto que busca “concienciar sobre los pequeños maltratos que hay en la vida social y darte permiso para irte de ese lugar”. Alvero aseguró que hablar con personas que han pasado por experiencias similares a las de una misma ayuda a identificar “comportamientos que no tienes que aguantar”.
Señales sutiles
En la jornada también participó Iranzu Basterra, psicóloga experta en terapia sexual y de pareja, quien avisó de que “hay muchas escaleras que nos llevan al maltrato y no nos damos cuenta”. Así, profundizó en la existencia de esas “banderas rojas” que en ocasiones se ignoran. Unas señales, a veces muy sutiles, que “es importante aprender a detectar para salir corriendo de ahí”, apuntó Basterra, quien también destacó comportamientos como un control excesivo que se puede manifestar en una exigencia de saber dónde se está, con quién o qué ropa se lleva puesta y que va unido a un enfado si no hay respuesta. También añadió la desconfianza extrema, que lleva a la vigilancia, y se vincula con la manipulación emocional, que siembra dudas en la víctima hasta que le hace cuestionarse cuál es la realidad que vive y siente. Además de la culpabilización que llega cuando “hay una situación de conflicto y me atrevo a verbalizar mi punto de vista y necesidades, lo que hace que me acabe sintiendo yo culpable”. Apuntó que estos comportamientos hacen un efecto de “bola de nieve” que lleva a la víctima al aislamiento y a “dejar de contar porque depende emocionalmente de él”.
Entre las razones que hacen que se desatiendan esas bandeas rojas, Basterra destacó la negación. “Creo que nadie está lista para asumir que la persona que quieres es un maltratador”, una idea que, sumada a la esperanza de cambio, hace que la víctima se “ponga vendas en los ojos ante una realidad que es durísima de asumir”. Y es por eso que Basterra trabaja día a día en la ayuda para crear “relaciones sanas” que se basan en aspectos como una buena comunicación en la que también hay que tener conversaciones incómodas. Asimismo, destacó la importancia de crear un espacio individual en las relaciones de pareja, además del respeto mutuo, un “egoísmo positivo” de cuidarse a una misma y de aprender a poner límites, un aspecto sobre el que también reflexionó Alvero en su vídeo. “Mi delito fue aguantar lo inaguantable durante muchos años de relación haciendo caso omiso a las banderas rojas que iban presentándose”.