Se acabó un año más y la capital navarra dio la bienvenida al 2024 como solo ella sabe. Y es que Pamplona es la única ciudad capaz de juntar a personajes de ficción e históricos, a deportistas de alto rendimiento con señoras mayores en bata o a diversos animales junto a cazadores y cocineros. Todos unidos por una noche, dejando atrás cualquier diferencia entre ellos, con el único objetivo de celebrar la llegada del nuevo año en una fiesta dónde todo el mundo tiene cabida

Sobre la una de la mañana la Plaza del Castillo empezó a acoger a las primeras cuadrillas que, tras haber cenado y tomado las uvas con su familia, se juntaban para lucir disfraz con toda la noche por delante. Entre ellas se encontraba la cuadrilla de Iñigo García, de 30 años, vestidos como personajes del siglo 19. “Somos amigos de toda la vida y somos todos historiadores”, explicó mientras lucía su disfraz de Tomás de Zumalacarregui.

Una cuadrilla disfrazada de la escudería de Fernando Alonso. IÑAKI PORTO

A pesar del resultado profesional decidieron el disfraz “con poca antelación” y fueron “recopilando prendas de otros disfraces”. Como buenos historiadores, otros años han celebrado Nochevieja vestidos de rusos, vikingos e incluso de la corte de Carlos II. “Nos gusta siempre hacerlos nosotros. Algún años hemos repetido pero hoy tocaba disfraz nuevo”, explicó Iñigo. 

Una cuadrilla que también tiene la costumbre de fabricarse sus disfraces, aunque con mucha preparación, es la de Christian, de 28 años, que salieron como el equipo de Fernando Alonso. “Después de toda la temporada siguiendo al Nano en las carreras y en redes sociales como Tik Tok decidimos hace un mes disfrazarnos del equipo de Aston Martin”, explicó mientras sus amigos lucían el coche que hicieron “en un par de tardes. Dos son ingenieros, hicieron los planos y nos pusimos enseguida”.

También se presentaron a la carreras los personajes del videojuego de Mario Kart que acudieron hasta con los volantes. Paula Orejas, de 19 años, confesó que “al principio no nos convencía mucho pero empezamos a imaginar cómo podíamos hacerlo y nos gustó mucho”. Se trataba de su segunda noche de fin de año que salían de fiesta debido a las restricciones por la pandemia y fueron “con muchas ganas pero sin pensar mucho, a lo que surja”, contó su amiga Irati González, de 19 años. Tantas ganas que ya tenían claro que “el año que viene vamos a ir de pilotos, azafatas y güiris”. 

Una cuadrilla disfrazada de conos de tráfico. Iñaki Porto

Al juntarse tanto vehículo en una sola plaza hubo quien vio hasta una idea de negocio y Pablo Uriel, de 26 años, acudió con su cuadrilla disfrazado de lavadero de coches. Vestidos con tiras de plásticos simulando los rodillos de un túnel de lavado y, cada uno con su spray y simularon la limpieza de un coche dando vueltas sobre él. Leire Mugeta, explicó que no habían ideado disfraz hasta que se juntaron estos días de fiesta y “nos pusimos a tope hacerlo. El año pasado fuimos de señoras salidas de la ducha e hicimos una ducha y todo. El de este año podríamos reciclarlo para otro año pero no creo que vaya a sobrevivir”, reconoció. 

Lo más habitual de esta tradición y lo que más la enriquece es el trabajo de realizar los disfraces caseros aunque a veces puede resultar más complicado, como les pasó a Ane Almirantearena y su cuadrilla, que tenían pensado “ir de polioperadas pero no nos ha dado tiempo, siempre solemos ir muy a última hora”. A pesar de la poca previsión pudieron sacar el disfraz adelante y salieron como el logo del Monopoly. Edurne Orzanco explicó que ella “no estaba presente cuando se tomó la decisión” pero estaba contenta con el resultado y pudieron ir todas igual, después de que “el año pasado fuese muy desperdigado. Fuimos súper tarde y cada una se disfrazo como pudo”.

Los disfraces de animales son muy recurrentes. Iñaki Porto

Esta tradición atrae a muchos turistas que buscan una fiesta distinta para fin de año. La llegada de franceses incrementa cada año, pero también el turismo nacional. Estefanía Esteban vino desde Barcelona para conocer “la nochevieja pamplonesa”. María Ortega contó que “una conocida nos dijo que aquí se armaba mucha fiesta y hemos venido a conocerla, aunque no nos podemos quedar demasiado que mañana (por el día uno) hay que coger el coche de vuelta, que hay trabajar”. Tras una noche de larga celebración, pilotos, animales y soldados, se retiraron a esperar a la próxima Nochevieja y poder reunirse de nuevo en las calles de Pamplona.