La Asociación de Donantes de Navarra (Adona) ha celebrado su típica fiesta para agradecer el altruismo de todos aquellos que donaron sangre en 2023. Navarra se sitúa como una de las comunidades autónomas en las que más gente se ha acercado a los hospitales para ofrecer su colaboración con la causa. Concretamente, un total de 13.137 personas hicieron 24.381 donaciones, superando en algo más de 800 a la cifra de 2022. De ellas, 204 fueron homenajeadas con insignias: 146 donantes alcanzaron las 50 donaciones; 50, las 100 y solo 8, las 150.

El presidente de la asociación, Antón Zubasti, ha recordado que las donaciones crean historias que hablan de la vida y de cómo quiere cada uno vivirla. “Vosotros quisisteis buscar siempre el bien de otras personas. Si por una suerte del destino pudiéramos conocer la trayectoria que van a tener las bolsas de sangre, la cadena de historias sería abrumadora y se entelazarían las penas y alegrías de aquellas personas que estuvieron en contacto, aun sin saberlo, con vosotros”. Adona siempre menciona que las cifras son frías porque no reflejan aquello que hay detrás. Sin embargo, Zubasti ha querido señalar que se estaba hablando de “números rojos que, por primera vez, se pueden mirar en positivo. Nuestra asociación lleva 67 años pidiendo a la sociedad un compromiso de vida. Estamos muy orgullosos de la respuesta que se ha tenido”. Por otro lado, ha asegurado que donar sangre no es un hecho ordinario; tan solo el 3% de la población participa en ello: “Parece que es una labor fácil, pero son los donantes los que lo hacen sencillo”, ha comentado.

El 53% de los donantes de sangre de 2023 tenía entre 18 y 23 años; una cifra que satisface a Adona e, incluso, han añadido que, en los últimos años son los más jóvenes los que ponen en valor la donación de sangre a través de los proyectos educativos liderados por sus profesores. “Algunos de ellos serán donantes en el futuro”, ha confiado Zubasti. Por último, ha concluido su discurso expresando que la sociedad está pasando por un momento económicamente complicado; no obstante, “ser solidario no cuesta menos y, tampoco, reconocer la labor de los donantes. Sois el reflejo solidario de lo que debemos ser. Lo más bonito de este acto es que os estamos poniendo cara. La donación tiene un rostro; el vuestro”.

Tras la entrega de las 204 insignias, Fernando Domínguez, consejero de Salud, ha insistido en varios asuntos ya comentados: en primer lugar, que la labor de los donantes representa un motivo de orgullo y satisfacción colectiva con el que recordar a la sociedad que “la sangre es un don insustituible” y, en segundo lugar, en el reto de renovación generacional de este colectivo. Este año, Gobierno de Navarra y Adona volverán a firmar un convenio para impulsar iniciativas orientadas a fomentar la donación de sangre. “Tiene un presupuesto cercano a los 390.000 euros y está destinado a acciones de promoción, educativas, informativas y publicitarias para incrementar la incorporación de nuevos donantes, especialmente entre jóvenes menores de 35 años”, ha señalado.

Finalmente, ha tenido unas palabras de agradecimiento para los homenajeados: “Lleváis con orgullo vuestra condición de donantes. Ojalá que las futuras generaciones quieran tomar vuestro ejemplo. Enhorabuena”

Las historias que se encuentran detrás de cada bolsa de sangre

 Todas estas donaciones se relacionan con las historias de muchas vidas dedicadas a darse al otro, al servicio a los demás. Durante uno de los vídeos del acto, la asociación ha permitido que un donante conozca al destinatario de su bolsa de sangre; un evento extraordinario del que ninguna de estas 204 personas ha podido disfrutar. Sin embargo, en esto reside lo bello de las acciones filantrópicas.

Miguel Ángel González Erice durante su discurso. Iñaki Porto

Miguel Ángel González, uno de los homenajeados, ha intervenido durante el acto y ha recordado el momento en el que comprendió el significado de la palabra altruismo: “Hace unos años, cuando servía a la patria, nos convocó el capitán para comunicarnos que habían tenido que someter a un compañero a una operación de estómago, como consecuencia de múltiples hemorragias. Nos pidió ayuda para que le salváramos la vida. En ese momento comprendí que la vida era todo a cambio de nada”.

Desde entonces, ha realizado más de 150 donaciones para ayudar a todas las personas se enfrentan a situaciones complicadas. Para él, Adona simboliza un espacio en el que tiene cabida la bondad, el amor, la esperanza…; en definitiva, “la magia de la solidaridad que ofrece el triunfo sobre la muerte. Si alguien dignifica todos nuestros gestos, es Adona. No estamos en este mundo para vivir nuestra vida, también la de los demás”, ha asegurado. Incluso, ha reconocido que las mejores alegrías no son las de uno mismo, sino las que compartimos con los demás, ya que “somos los sueños que soñamos y los que somos capaces de engendrar en los demás”.

Por otro lado, ha hipotizado acerca de la mejora de los valores colectivos de la sociedad: “Mejorarían si cada uno actuara ética y solidariamente. Actualmente, no es así, pero podría tener un efecto político y social muy importante si se hiciera”. Finalmente, ha concluido con unas palabras del filósofo Immanuel Kan: “Dormía y soñaba que la vida era alegría. Desperté, y vi que la vida era servicio. Serví, y vi que el servicio era alegría”.

50 años de transfusiones

Óscar Iriarte Equísoain Iñaki Porto

Uno de los homenajeados ha recibido la insignia muy bien acompañado. Óscar Iriarte iba de la mano de sus dos sobrinas nietas. Desde hace 50 años hace transfusiones de sangre, pero, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de donantes, a él no le costó aventurarse en este mundo: “Con 18 años recién cumplidos, acompañé a mi madre, que era donante, y desde entonces lo llevo haciendo”, ha recordado. Al igual que Miguel Ángel González, él también ha superado las 150 donaciones. Se trata de la consecuencia de medio siglo de altruismo.

Pertenece a una tradición familiar de donantes, ya que su madre y su padre lo fueron hasta los 71 años, pero, por ahora, nadie más ha continuado este voluntariado. “Con un poco de concienciación y suerte, a lo mejor mi hijo o las crías… por eso les he subido, a ver si de cara al futuro se acuerdan de este momento”, se ha reído. Para él, ser donante es un valor, una manera muy sencilla de ayudar a quienes lo necesitan “a no ser que te den miedo las agujas, ahí ya cuesta un poco más”, ha añadido.

Durante estos años, Óscar pidió muchas veces a las personas que iban a recibir su bolsa de sangre, pero, por motivos de confidencialidad, nunca se lo han permitido: “Me da mucha pena porque es algo que pedí mucho. Me gusta creer que sus vidas mejoraron o, al menos, han podido continuar. Hay muy pocas cosas más bonitas que pensar que le has salvado la vida a alguien”, ha confesado.

Estos dos hombres forman parte de las muchas personas que Adona homenajea cada año por servir a los demás. Se trata de las historias que se encuentran detrás de cada bolsa de sangre. Y, aunque no tengan la posibilidad, este acto permite que muchos puedan reconocer los nombres de aquellos que les han salvado la vida. Ojalá que esta tradición continúe siempre.