José Ignacio Jiménez no se había planteado nunca donar sangre hasta que un día el autobús del Banco de Sangre recayó en Ablitas, su pueblo. Tenía 32 años y acompañado de un amigo se acercó al vehículo, casi por curiosidad, se subió a él e inicio un viaje de donaciones que ha durado más de 30 años. José Ignacio, que ahora tiene 66 años, es la segunda persona con más donaciones de Navarra y la primera de la Ribera: 272 en 34 años. “Después de más de 30 años el cuerpo me pide donar, es algo que necesito, como cuando un fumador necesita tabaco”, reconoce entre risas.

La llegada de aquel autobús a Ablitas fue el pistoletazo de salida de decenas y decenas de donaciones que José Ignacio ha realizado durante media vida. Ahora es donante activo de plaquetas y de plasma y acude una vez al mes a Tudela para recibir el pinchazo. “Cuando voy a donar directamente me cojo cita para el mes siguiente. Más o menos dono unas 10 veces al año, porque puede que algún mes si he estado enfermo con gripe o lo que sea pues no he podido ir, pero no suelo fallar”, relata.

Especialmente importante es su donación de plasma –el componente líquido de la sangre en el que se encuentran los glóbulos rojos, blancos y las plaquetas–, ya que su grupo sanguíneo es universal: “Soy AB+ que, en el caso del plasma, vale para todo el mundo”.

José Ignacio tiene 66 años, pero no piensa dejar de ser donante mientras la salud le respete. “Yo le diría a la gente que se anime a donar. Es un gesto que no cuesta nada y que genera una gran satisfacción porque acabas ayudando a otras personas. Sobre todo es importante que se sume la gente más joven, aunque cualquier edad es buena para donar”, sostiene este vecino de Ablitas, que reta importancia a ser el segundo navarro con más donaciones: “Hace poco me lo comunicaron, que llevaba más de 270. Para mí es anecdótico, es algo que no me supone esfuerzo y lo importante es que acabas ayudando a los demás”.