Ignacio Santesteban lleva a sus espaldas 332 pinchazos en el Banco de Sangre, que le convierten en el donante en activo de la Comunidad Foral con más donaciones realizadas. “Me lo comunicaron el otro día, yo la verdad que no llevo la cuenta”, señala Ignacio que cuenta que lleva más de 40 años siendo donante de sangre: “Me parece que es una forma anónima muy bonita de contribuir a la sociedad”.

Ignacio no tardo ni un segundo en hacerse donante, fue cumplir los 18 años y recibir su primer pinchazo. “Recuerdo que nos llevó al Banco de Sangre el padre de un amigo. Nos dijo que era un acto sencillo que ayuda a los demás y empezamos a donar. En mi familia no había antecedentes pero la verdad que después de aquella vez seguí haciéndolo con asiduidad.

Este año va a cumplir 59 años y de las 332 veces que ha acudido a donar, 203 han sido por aféresis, técnica mediante la cual se saca la sangre, se separan los componentes en una máquina y se devuelven al torrente sanguíneo del donante. “La donación por aféresis se puede hacer cada menos tiempo, es una de las razones por las que llevo tantas donaciones”, señala Ignacio, que explica que la donación normal se suele hacer cada 3 meses y la de aféresis, cada mes o cada 40 días, “cuesta un poco más de tiempo, entre 45 y 50 minutos, pero nunca más de una hora”.

No quita apenas tiempo, no cuesta dinero y repercute de manera positiva en la sociedad. Son algunos de los argumentos que apunta Ignacio para animar a la gente a hacerse donante. “Es muy sencillo y dan muchas facilidades. Es un acto altruista que va a ayudar a una persona que no conoces, es algo anónimo, y eso me parece todavía más bonito”, comenta, y añade, con orgullo que sus tres hijos y su sobrino han seguido sus pasos y también son donantes de sangre habituales. “Es importante que la gente joven se haga donante, para que cuando nos jubilemos los viejos haya relevo”, sentencia entre risas Ignacio.