Pedro Luis Gorostiaga tiene 48 años y no puede caminar 100 metros seguidos. Cada vez le cuesta más salir a la calle y reconoce que pasa días malos en los que se siente “un 0 a la izquierda” y en los que no deja de pensar que su estado de salud se va deteriorando. Este vecino de Noáin padece fibromialgia, síndrome de Sjögren, fatiga crónica, colon irritable y ahora le han detectado “una especie de meningioma en la cabeza”. Como paciente crónica tiene pautadas revisiones con los distintos especialistas cada 6 meses, pero asegura que llevan desde finales de 2022 sin verle, tiempo en el que ha ido a peor.

“Llevo año y medio esperando una revisión y estoy notando que la enfermedad está yendo a peor. Mi salud ha bajado mucho, mi círculo también lo ve. En este tiempo que llevan sin verme ya casi no puedo salir a la calle, soy incapaz de caminar 100 metros seguidos”, relata Pedro Luis, que está aguardando citas con Medicina Interna y con Neurología.

Lleva 8 años diagnosticado, aunque asegura que padece problemas desde mucho antes y ve cómo en los últimos años las demoras son más largas y las opciones para que le deriven con los especialistas cada vez más escasas. Especialmente tras la pandemia de coronavirus. “Desde hace dos años es todo mucho más difícil. Las revisiones se retrasan muchísimo y casi es imposible conseguir cita con un nuevo especialista. Por ejemplo, de Digestivo no me ven”, señala.

Así las cosas, a Pedro Luis llevan sin verle año y medio, cuando le dijeron que le chequearían cada 6 meses, principalmente para controlar la medicación que toma y ver que está funcionando. “Al final, si no me ven no se sabe si la medicación está yendo bien o si la enfermedad está controlada o no. Es una situación de mucha incertidumbre y ya he intentado que el médico de cabecera me derive, pero es difícil. Y yo veo que mi problema ha aumentado y que estoy peor y al final también me pasa factura a nivel emocional, la salud mental baja mucho en una situación así”, apunta el vecino de Noáin.