La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Navarra ha condenado a 14 años de prisión a Santiago Martínez Martínez, de 64 años, que estaba acusado de intentar asesinar a golpes a su pareja, Ana Delgado Villodas, ahora de 55, en el domicilio que compartían en Azagra. En la sentencia, que puede ser recurrida ante la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Navarra, los magistrados condenan al procesado a indemnizar a la víctima con un millón de euros por los daños y perjuicios derivados de este delito. 

Los hechos, por los que la Fiscalía solicitaba 14 años y medio de cárcel, ocurrieron en febrero de 2021, y el acusado se encuentra en prisión provisional desde entonces. Hay que recordar que fue el propio procesado el que se entregó a la Policía Foral en Estella-Lizarra afirmando que había matado a su esposa, puesto que la había dejado moribunda en la vivienda y él creía que estaba muerta.

Asímismo, la Audiencia impone al acusado la prohibición de comunicación con la víctima y la medida de alejamiento de 500 metros respecto de la misma, su domicilio, lugar de trabajo y cualquier otro frecuentado por esta por el plazo de 20 años.

El acusado mantenía una relación afectiva o sentimental análoga a la conyugal con la víctima, conviviendo ambos en la misma vivienda. A finales del verano del año 2020, la relación de la pareja estaba totalmente deteriorada. En esa época ambos eran conscientes de la ruptura de la relación, y la propiedad del piso era una fuente constante de discusiones y enfrentamientos entre ellos.

Concentración de repulsa tras la agresión ocurrida en Azagra. Archivo

La golpeó con un bastón metálico

Entre las 11 horas y las 12 horas del 20 de febrero de 2021, el acusado fue a la habitación donde dormía Ana Delgado y aprovechando que se estaba levantando de la cama, que estaba en una posición más baja que la del acusado y sin terminar de despertar, con la intención de acabar con la vida de ella, le propinó, con un bastón metálico de color cobre de 102 cm de longitud, 2,2 cm de diámetro y un peso de 1,38 kg, varios golpes en la cabeza, cara y cuerpo, cesando su conducta cuando pensó que había matado a su pareja.

Ana Delgado Villodas, la víctima de la agresión en Azagra que sobrevivió de milagro. Unai Beroiz

A consecuencia de la agresión, Ana Delgado tuvo lesiones consistentes, entre otras, en traumatismo craneoencefálico grave, con múltiples heridas inciso-contusas de origen traumático a nivel parieto-occipital y temporal izquierdo de la cabeza -con fractura y desplazamiento de fragmentos óseos y sangrado profuso-, fractura conminuta de cráneo con hundimiento óseo, fractura probablemente bilateral del techo de la órbita y sangrado intracraneal de predominio izquierdo, ojos hinchados e importante hematoma que impide su apertura, fractura de brazo izquierdo (fractura-luxación de Monteggia y de radio distal), sangrado continuado por fosa nasal izquierda y disminución de conciencia, que precisó para curarse tres intervenciones por traumatología en brazo izquierdo, craniectomía evacuadora y una craneoplastia (programada).

Tenía una fractura que le recorría el cráneo y lo tenía en añicos”, relataron en el juicio los médicos forenses que examinaron a Delgado. Además presentaba varias fracturas encima de los ojos y en la zona del entrecejo, al igual que una fractura en el codo (“propiamente defensiva”) y la muñeca izquierda.

Los médicos detallaron que la víctima sufre un gran “deterioro cognitivo y conductual”, está psicológicamente muy afectada con un comportamiento pueril y aniñado. Dicho deterioro le impide ser autonóma para actividades instrumentales de la vida (no puede cocinar, planchar, trabajar...) y tampoco puede gestionar ninguna cuestión económica o una cita médica.

“No se espera que exista mejoría a futuro, se espera que empeore. Ya tiene diagnosticada una demencia, porque ha sufrido una pérdida neuronal, y va a seguir perdiendo actividad cognitiva. Ya padece una enfermedad neurodegenerativa y lo habitual es que la demencia sea más rápida en personas así”.

La facultativa que realizó un informe sobre las lesiones y secuelas de la víctima calculaba entonces que fueron 629 días los que tardó en su estabilización lesional, todo el periodo que transcurre desde que se produce la lesión hasta que se agotan las posibilidades terapéuticas de mejora. “Esta persona no tiene autonomía para cuidarse de sí misma. Esa supervisión continuada la están realizando ahora sus familiares. Las secuelas neurocognitivas provocan alteraciones conductuales de la personalidad”. Por dichas lesiones y secuelas la Fiscalía pedía 864.000 euros de indemnización mientras que la acusación particular exigía 1.016.000 euros.

Los magistrados consideran los hechos probados como constitutivos de un delito de asesinato en grado de tentativa, con la concurrencia de la agravante de parentesco.