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Insumisión: 25 años de antimilitarismo

Insumisión: 25 años de antimilitarismoXABI VENTURA

La desobediencia civil y el movimiento antimilitarista no empezócon la insumisión ni terminó con ella, pero el decenio que vadesde que Ángel Aguirre y otros diez compañeros insumisos sepresentaran ante el gobierno militar de Pamplona en febrero1989 hasta 2001, año en la que "el último insumiso" Josu Belaskoainabandonara la cárcel y año de la supresión de la mili, fue ladécada prodigiosa de uno de los movimientos sociales más hondos,trasversales y efectivos de la Historia de Navarra. Hay quienpiensa que aquellos objetores ganaron la "batalla" (la milidesapareció e incluso en Pamplona se ha derribado hasta la cárcelque acogió a los presos de conciencia), pero perdieron la "guerra",en el sentido que el movimiento antimilitarista ?que repuntócon la guerra del Irak? se ha ido diluyendo. No obstante, lalluvia fina de la resistencia civil y la no violencia ha idocalando, según creen distintos protagonistas de aquella décadainsumisa. Una historia en la que por encima de nombres propiosprevalece un protagonismo coral de los más de 3.000 insumisosnavarros que la vivieron y, en segunda instancia, de la mayoríasocial navarra que hizo suya esta causa. Navarra lideró a nivelestatal todo un fenómeno político y social.

ANTECEDENTES

Represión en la dictadura

De los Testigos de Jehová al pionero Pepe Beunza

La insumisión nació en sentido estricto en respuesta a la puestaen marcha de la Ley de Objección de Conciencia de 1984. Estaley reconocía sobre el papel el derecho a no cumplir el Servicio Militar Obligatorio aunque obligaba, a cambio, a realizar unaPrestación Social Sustitutoria de 18 meses. El movimiento antimilitarista?que ya tenía una larga tradición con numerosos jóvenes que senegaban a ir a la mili? vio en este tema una doble maniobra delGobierno para desactivar su causa y respondió con una estrategiade desobediencia total: "No vamos a la mili pero tampoco a alPSS. Ése es un servicio de doble duración en forma de castigodisuasorio que además quita puestos de trabajo", afirmaron desdeel MOC. Con este razonamiento, el 20 de febrero de 1989, 57 jóvenes?10 de ellos en Navarra? objetores en búsqueda y captura se presentaronante las autoridades militares negándose a ir a la mili y rechazandocualquier otro tipo de prestación sustitutoria. Así nacía elfenómeno conocido popularmente como "insumisión".

Pero el movimiento de objeción de conciencia había comenzadomucho antes. En concreto, la historiografía señala al Testigode Jehová Antonio Gargallo ?fusilado en la guerra civil por noquerer ingresar en el ejército franquista? como el primer objetora nivel estatal aunque hay un consenso social para señalar lafigura de Pepe Beunza como el precursor del movimiento tras enfrentarseen 1972 a dos consejos de guerra y 4 años de prisión en 10 cárcelespor no querer empuñar un arma.

Luego llegó la Transición y los primeros años de la democracia.Aunque lo más habitual era ir recluta o pedir prórrogas, el movimientoanti mili rebrotó con fuerza y miles de jóvenes se declararonobjetores de conciencia a pesar de que no hubiera una ley estatalque amparase ese derecho. De hecho, cuando llegó la LOC (1984)y la amnistía, se supo que había más de 20.000 objetores acumuladosa nivel estatal, jóvenes que se habían negado colectivamentea cumplir el servicio militar obligatorio. Navarra contaba, juntoal resto de Euskal Herría, con uno de los colectivos más ampliosy activos de estos pioneros objetores de conciencia. El MOC erasu principal referencia. Pero ni la maniobra legal de la LOCni esa amnistía para intentar poner el contador a cero iban alograr parar esta corriente social que empezaba a convertirseen un mar de fondo.

NI MIL NI PSS

El boom de los 90

No hay prisión que pare la insumisión...

Por ello se llega a los años 90 con todos los componentes queprovocaron el estallido de la insumisión: una creciente concienciaantimilitarista, un ejército que se resistía a perder su podery una ley, la LOC, que resultó contraproducente. Así, al mismotiempo de que el número de objetores "legales" vía LOC se multiplicaronhasta el punto de desbordar la oferta de plazas para realizarla PSS, una avanzadilla de pacifistas empezó una estrategia deinsumisión en dos frentes y en dos tiempos. Por un lado estabanlos jóvenes que decidieron no acudir a filas y fueron objetode juicios militares y por otro, los insumisos a la PSS, cuyacondena penal era aún mayor: 2 años, 4 meses y un día, ademásde la "muerte civil", es decir, imposibilidad de presentarsea oposiciones etc... Como suele suceder, siempre hay a quienle toca abrir camino. Así, Juanjo Armendáriz y Gonzalo Mateofueron los primeros detenidos por no ir a la mili en 1989; PatxiLeoné y Javier Zurbano, en 1991, los primeros navarros en sercondenados y encarcelados por la justicia militar; Fermín Azkonay Javier Aldave, los primeros en ir a la cárcel tras un juiciocivil en 1992; y Pablo Etxegarai, el primero que entró a la cárcelpor negarse a firmar la libertad condicional que le permitíaevitar la prisión con una pena inferior al año.

Se estableció así un toma y daca sin tregua entre Estado y antimilitarismo.La sociedad empezó a mirar con simpatía a estos jóvenes utópicos.La imagen de los militares se deterioraba. El intento del Gobiernosocialista de librar de esta "patata caliente" al Ejército asumiendodesde Justicia este tema fue en vano. Así, por un camino u otro,la cárcel empezó a llenarse de insumisos y las calles, de personasprotestando. En Pamplona hubo casi 100 presos a la vez y 600en todo el periodo. El siguiente paso del Gobierno para desactivarel impacto en la opinión pública de ver a jóvenes entre rejaspor motivos de conciencia fue conceder automáticamente el tercergrado: los insumisos sólo acudían a dormir a San Roque. Sin embargo,la respuesta no se hizo esperar y surgieron los "plantes", esdecir, no volver a la noche de manera que se retrocedía a 2ºgrado. Hubo varios aunque el primero estuvo protagonizado porMikel Huarte, Rubén Marcilla..., algunos de los cuales ademásluego fueron dispersados por varias cárceles del Estado trasvarias protestas entre rejas.

EL ÚLTIMO PULSO

Insumisión en los cuarteles

La mili desapareció, el antimilitarismo no

La siguiente vuelta de tuerca por parte de la insumisión fuedevolver el asunto al ámbito militar. Así surgió la "insumisiónen los cuarteles": es decir, los objetores se enrolaban paraluego desertar y ser juzgados por lo militar. Santi Kiroga yahabía desertado en la guerra del Golfo, pero Taxio Ardanaz yAlberto Izaba ?entre otros? fueron los que vinieron a cerraresta página de la historia antimilitarista. La situación se tornósocial y políticamente insostenible para el Gobierno que tuvo,primero que crear el ejército profesional y, luego, suprimirel servicio militar obligatorio en 2001. Más de una década después,la historia continúa y el rechazo a las guerras y a la violenciaha calado en las nuevas generaciones como lo probaron el "Noa la guerra" y otras causas.