pamplona - Fue el propio rector de la Universidad Pública de Navarra, Julio Lafuente, quien dio la voz de alarma en el acto de apertura de curso: la descapitalización del centro académico es una realidad. Los recortes, en forma de tasa de reposición, impiden el natural relevo de las plantillas y alejan de la carrera académica a posibles candidatos con vocación docente e investigadora. Las cifras hablan por si solas. La plantilla de la UPNA se ha reducido un 9,5% en los tres últimos cursos: de 950 a 859 profesores. La mitad de esos 91 docentes se ha jubilado o fallecido mientras que el resto ha decidido abandonar la docencia, muchos ante la imposibilidad de avanzar en su carrera académica. Estas pérdidas no se suplen ya que el centro sólo ha podido convocar una plaza de titular de Universidad. Y este parón en la contratación hace que la UPNA acumule una bolsa de 120 profesores con una acreditación académica superior a la plaza que ocupan. La mayoría está acreditada para ser profesor titular o profesor contratado doctor, pero la Universidad no puede ofrecerles una situación contractual mejor. Para retenerlos, el centro está utilizando la figura de profesor sustituto para la docencia. “Aunque no está pensada para ello, la estamos utilizando para ayudantes doctores a los que se les termina el contrato y no les podemos seguir renovando ya que la ley lo limita a un máximo de 5 años”, explica el vicerrector de Ordenación Académica de la UPNA, Txus Pintor.

En los últimos años, esta universidad ha perdido profesores “muy valiosos, con una cabeza brillante para seguir haciendo cosas”, pero que han cumplido la edad de jubilación forzosa. “Hay otros que se han jubilado antes de cumplir los 70 años como consecuencia de la puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior. El nivel de trabajo es grande y muchos nos dicen que estarían encantados de seguir pero que no les da el cuerpo”, reconoce Pintor, que añade que “a algunos los retenemos como colaborador honorífico o profesor honorario, pero los que viven lejos... Hay que saber que no les pagamos nada”.

A esta pérdida se le suma el hecho de que la UPNA no puede contratar gente nueva de forma estable. “El primer gran problema, presupuestariamente hablando, es que nos han impedido sacar plazas de ayudantes para personas valiosas que quieran hacer un tesis doctoral e iniciar una carrera académica. Nos resultan muy costosos y no imparten docencia. De ahí que los contratos de ayudantes los estén financiando los grupos de investigación o las becas predoctorales (dirigidas a personas que hacen la tesis doctoral)”, explica el vicerrector. Ese contrato de ayudante se puede prorrogar un máximo de cinco años y el objetivo es alcanzar el grado de doctor y conseguir los méritos investigadores y docentes necesarios para acreditarse como ayudante doctor. “De momento estamos pudiendo sacar a concurso algunas plazas de profesor ayudante doctor. Su contrato se puede extender por otros cinco años (con la limitación de estar un máximo de ocho años entre los dos contratos de ayudante y ayudante doctor), pero después no podemos renovarlos más. Son personas que logran la acreditación para ser profesor contratado doctor o titular de Universidad, pero no podemos convocar plazas para esas figuras”, explica Pintor.

retener al profesorado En la actualidad hay 47 profesores que tienen la acreditación para ser profesor titular, 46 están acreditados para la figura de profesor contratado doctor y 27 más, para catedráticos. Son personas a los que la UPNA no pueden promover a situaciones contractuales mejores. “Estar acreditado no quiere decir que se le vaya a sacar plaza porque depende de las necesidades de la Universidad, pero las exigencias docentes e investigadoras para lograr las acreditaciones son muy grandes, tienen un gran nivel, y hay que reconocérselo. Algunos ven que no avanzan y deciden irse a la empresa. Es gente valiosa que luego no suele volver a la Universidad”, asegura Pintor, que añade que “el objetivo es que no se vaya nadie porque desde el punto vista de la docencia les necesitamos a todos”.

Ahora bien, la situación más urgente es la de ocho profesores ayudantes doctores cuyo contrato finaliza en 2014 y es improrrogable. “Como no nos permiten sacar una plaza de contratado doctor o una titularidad estamos utilizando una figura contractual que se recoge en un decreto foral de 2009 y se llama profesor sustituto para la docencia”, destaca el vicerrector. Se trata de una figura que estaba pensada para contratar personas que acudieran solo a impartir docencia, pero que se está utilizando para retener a ayudantes doctores a los que se les termina el contrato y no se les puede renovar más. “Son profesores a los que la UPNA ha dedicado 7 u 8 años de contrato, los ha formado, los ha hecho crecer como docentes e investigadores... y a los que cuando están preparados para ser plenamente responsables de la docencia y las investigación les tendríamos que decir que se tienen que ir. Y en vez de hacerlo utilizamos esa figura”, alega Pintor.

Para poder sacar estas plazas de sustituto para la docencia es imprescindible que exista una vacante en la relación de puestos de trabajo de la Universidad. “Si se jubila o fallece una persona deja una vacante y puedo sacar un sustituto para la docencia vinculado a esa vacante. En el momento en que la vacante sale a concurso y se cubre, puede ser por ella o por otra persona, finaliza el contrato de sustituto para la docencia”, explica el vicerrector de Ordenación Académica. En la actualidad, en la UPNA hay 25 vacantes y han salido ocho plazas que se ocuparán con otros tantos ayudantes doctores que terminan el contrato este año. “A esas 17 se le sumará alguna vacante más ya que este curso habrá más jubilaciones. Esto nos permitirá retener con la figura de sustituto de docencia a unas diez personas que acaban contrato en 2015. A día de hoy podemos mantener profesores que terminan contrato y a los que no les podríamos renovar gracias a que las jubilaciones dejan vacantes. Si no tendrían que irse”, lamenta Pintor.

La gravedad es tal que algunas universidades están incumpliendo la ley prorrogando los contratos para retenerlos. “Las universidades invertimos mucho dinero en personas que han estado ocho años en ellas. No sólo el contrato sino que les dedicamos esfuerzo, atención, proyectos en los que ha participado, medios que se han generado para hacer sus investigaciones... Y después de ocho años tener que decirles que se vayan es una descapitalización de las universidades terrible”, advierte el vicerrector.

La figura de sustituto para la docencia cumple su función, pero la Universidad Pública de Navarra está trabajando con el Gobierno foral la posibilidad del introducir el profesor contratado doctor interino. “Serían contratos que iríamos renovando anualmente mientras no salga la plaza. Se corresponde mucho mejor con su perfil académico de profesor e investigador ”, valora Pintor.

¿Ahorro? Este drama de la descapitalización nace del real decreto de racionalización del gasto público de 2012. En estos tres años la ley de presupuestos del Estado ha establecido una tasa de reposición del 10%, es decir, por cada 10 profesores jubilados sólo se puede sacar una plaza (que luego debe autorizar el Gobierno foral a través del capítulo 1 de los Presupuestos de la UPNA). “El Ministerio de Educación ha pedido al de Hacienda que la tasa sea superior”, señala Pintor, que considera que “si no quieren que cerremos titulaciones algo tendrán que hacer”.