leipzig - La Unión Cristianodemócrata (CDU) de la canciller alemana, Angela Merkel, aparcó su pulso interno por el liderazgo del partido, lo que traslada la cuestión del futuro de su Gobierno a la decisión del socio socialdemócrata.
La líder de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, cerró ayer el congreso federal conservador en Leipzig (este del país) con una victoria de etapa sobre sus rivales. Plantó cara a sus adversarios y acalló la crítica interna, en la primera jornada de debates.
Siguen, sin embargo, las dudas sobre si AKK -como se la denomina- luchará por la Cancillería en 2021. Y también sobre si Merkel logrará sostener hasta entonces su coalición de Gobierno, lo que puede depender de la nueva presidencia socialdemócrata.
En lo que se refiere al futuro de AKK, la candidatura del bloque conservador surge del consenso entre la cúpula de la CDU y de la Unión Socialcristiana de Baviera (CSU). Así seguirá siendo, ya que el congreso de Leipzig rechazó una propuesta hostil a AKK, que pretendía dejar esa decisión a las bases.
Las miradas estaban depositadas ayer en Markus Söder, líder de la CSU. Fue recibido en Leipzig con frenéticas ovaciones; a su discurso siguió otra ronda de clamorosos aplausos.
La propia AKK los atajó algo abruptamente, dando las gracias desde la tribuna algo azorada por el éxito de Söder, como si temiera que el aplaudiómetro del bávaro acabara superando los casi ocho minutos que logró ella en su discurso del día anterior.
söder, posible relevo a akk El político bávaro acudía como orador invitado, de acuerdo a la práctica entre ambos partidos hermanados. Tales visitas no siempre salen bien para el invitado. El caso más reciente fue el vapuleo público sufrido por Merkel ante los congresistas de la CSU por mantener abiertas las fronteras a los refugiados, en 2015.
A Söder le aclamó la CDU con una intervención en que llamó a mantener una clara distancia con la “incendiara ultraderecha” y a descartar como socio a su representante en el Parlamento, el partido Alternativa para Alemania (AfD). Esta línea es la misma que defiende la CDU. Pero Söder lo hizo desde una capacidad para transmitir brío y optimismo, ajena a AKK. “Somos el hermano menor, no podemos decidir nada por nuestra cuenta. Pero sin nosotros todo es más aburrido”, afirmó Söder en alusión a los frecuentes rifirrafes entre los dos partidos hermanados -histórica fue la hostilidad entre Helmut Kohl y el bávaro Franz Josef Strauss, sus respectivos patriarcas-.
Quién es el elegido no se decidirá probablemente hasta 2020. AKK tiene algo de tiempo. Pero también lo tienen sus adversarios en la CDU, como el derechista Friedrich Merz, quien dejó claro que aspirará al liderazgo.
La lucha por la candidatura no afecta a Merkel. En 2018 dejó las riendas del partido e insiste en que éste es su último mandato.
Fue un congreso distinto para muchos. Por primera vez en casi veinte años, Merkel no lo dirigió de principio a fin. Pero de alguna manera se siguieron imponiendo sus pautas.
AKK superó la prueba. La siguiente etapa se disputará en Berlín. El próximo sábado se conocerá el resultado de la consulta entre las bases socialdemócratas para designar a su nueva presidencia. Y de ella dependerá en gran medida el mantenimiento de la gran coalición hasta 2021.