Isabel Iturrioz Núñez (Tolosa, 1972) es la nueva presidenta del Colegio de Enfermería de la Comunidad Foral; una entidad que está integrada por 5.852 profesionales en activo, de los cuales aproximadamente el 60% pertenecen al sector público y el 40%, al privado. Supervisora del servicio de Urgencias de la Clínica Universidad de Navarra, profesora asociada de la Universidad de Navarra y miembro del Grupo Nacional de Triaje de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias, asume el reto con el objetivo de que las colegiadas sientan la corporación como algo propio, de modo que les permita "llegar a instituciones donde de otra manera no pueden acceder". Entre las metas que se fija para los próximos cuatro años, destaca "tener enfermeras en puestos de decisión, de liderazgo, estar en los equipos multidisciplinares pero aportando lo que somos y nuestra visión de la situación del paciente", así como poner en valor el trabajo del sector sociosanitario.

Al menos los últimos cinco presidentes del colegio procedían del sector público. ¿Qué le ha llevado a ponerse al frente de la entidad?

-Llevaba cuatro años en la junta anterior, había visto ya el funcionamiento del colegio y llegó el momento de decidir el cambio. Entre las personas que continuamos una tenía que ser la cara visible, pero teníamos muy claro que esto era una labor de equipo. Entonces, se dieron las circunstancias profesionales y personales de poder dar ese paso al frente, la gente que me conoce sabe que los retos y trabajar no me asustan, y dije vamos a ello.

¿Qué retos tiene por delante?

-Bueno, el colegio tiene muchos retos. Podemos hablar de la investigación, que la enfermera de la práctica a veces lo ve como algo propio de la Universidad. Un gran reto es conseguir que la investigación sea algo que salga de la práctica, que nos animemos las enfermeras que estamos ahí a pie de cama a visibilizar nuestro trabajo. Hace falta formación, pero también tiempo y que se entienda que la investigación es parte de nuestro trabajo diario también. Ahí habrá que trabajar con las diferentes instituciones en que la enfermera tenga su tiempo para ello. Por otro lado, queremos potenciar la innovación dentro de la enfermería y, por supuesto, continuar con la formación. Es una profesión que tienes que estar constantemente al día. Hace un par de años apostamos por la formación online, que ha encajado muy bien y nos ha salvado mucho durante la pandemia, y quizás hay que darle una vuelta. Queremos montar un aula de simulación que nos permita simular entornos lo más reales posibles para que esa traslación de la teoría a la práctica, ese implementar nuevos protocolos, sea lo más ágil y lo más fácil posible con el menor riesgo para los pacientes implicados.

Tras más de 20 meses de pandemia, ¿cómo se encuentran actualmente los y las enfermeras navarras?

-Hay que destacar la gran capacidad que ha tenido el y la profesional de enfermería -lo digo en femenino porque esta profesión está feminizada-, de darle la vuelta cada día a la situación. La parte más de cansancio físico, de turnos más largos, de quitar las libranzas, vacaciones.... esa parte más física quizás la vamos recuperando. La actividad ha ido volviendo a la normalidad, a una normalidad alta, porque había muchos procesos que se pararon antes de la covid y que ahora estamos viendo las consecuencias de ese parón, pero quizás en la parte más mental es donde existe más sufrimiento por parte de las enfermeras, porque también son las profesionales que más cerca han estado del paciente y de la familia, en un contacto diario. Eso sí que cuesta más tiempo. Cuesta más tiempo darte cuenta, reconocerlo y poner una solución.

¿Tienen datos de porcentajes de enfermeras a las que les ha afectado la pandemia en su salud mental o bienestar emocional?

-Sí. Hay un estudio que está a punto de publicarse, dirigido por la enfermera doctora Cristina García de Vivar, que es el estudio mental procovid, en el que analizan cómo ha afectado la pandemia a los profesionales de enfermería de Navarra. No voy a desvelar los datos del estudio, pero viene a corroborar un poco lo que hemos visto, que un porcentaje muy alto de las enfermeras tienen esa ansiedad y ese estrés postraumático de la situación vivida, que quizás ese estrés es mucho mayor en los profesionales que más cerca han estado a las plantas covid, la UCI, los centros sociosanitarios y es algo menor en los profesionales que sí hemos podido estar en contacto pero de otra manera. Atención Primaria ha sufrido una sobrecarga asistencial pero no ese desgaste emocional y a la Urgencia nos pasa un poco lo mismo. Tenemos carga física, pero quizás no tanto mental.

¿Cómo valora la gestión que se ha hecho en Navarra de la pandemia?

-Esa pregunta es muy amplia. Creo que a nivel global se ha gestionado la incertidumbre. Y solo el hecho de ponerse al frente a tomar decisiones con la incertidumbre y los pocos datos que existían, ya solo eso merece todos mis respetos y los respetos del colegio. Por supuesto que de todo hay que aprender y, por mi bagaje en calidad, ves que los errores o las cosas que no han ido todo lo bien que hubieran podido nunca tienen una única causa. Todos tenemos que prepararnos, pensar qué causas subyacen debajo de lo más evidente, qué responsabilidad tiene cada uno en su nivel. Yo me imagino que Salud habrá hecho esa reflexión, cada uno en nuestro puesto lo hemos hecho, y de ahí tenemos que aprender para que, si nos volvemos a enfrentar a esta situación, no se haga de la misma manera y allá donde nos hayamos equivocado, mejoremos. De hecho, creo que de la primera ola a la segunda, y a la tercera, se han ido implementando diferentes cambios que hacen pensar que realmente esa reflexión ha existido.

En este momento concreto, ¿cuáles son las demandas del colectivo?

-Durante toda la pandemia las enfermeras hemos ido como saliendo al paso. Había que adaptarse a una nueva dinámica de trabajo; nos adaptábamos. Había que cambiar los turnos; los cambiábamos. Nos hemos ido adaptando a todo, hemos asumido competencias y liderazgo que en otros momentos quizá no se nos ha dado pie a asumir. Hemos tenido buenos resultados, hemos participado en tomas de decisiones, pero se ha acabado la pandemia o, por lo menos, las cifras avalan que ya no es lo mismo y nos encontramos otra vez como fuera del sistema, de la toma de decisiones... La pandemia nos ha visibilizado, nos ha dado el respaldo de la población, y lo que pedimos es que ese apoyo y ese trabajo bien hecho, que hemos demostrado tener capacidad para hacer, que podamos seguir haciéndolo, que no restrinjan de nuevo nuestras competencias a lo que siempre se ha hecho. Hay que cambiar, pensar de forma nueva, como lo hemos hecho durante la pandemia para adaptarse a lo que pedía la situación y creemos que la situación sanitaria está pidiendo un cambio: la Atención Primaria saturada, los profesionales desmotivados, cansados... Hay que escuchar, analizar y tomar decisiones y creemos que en esa toma de decisiones tenemos que estar.

¿No se sienten escuchadas por los altos cargos?

-No. No. Hay momentos de consulta, que ya puede ser un primer paso porque en otros momentos ni siquiera se nos ha consultado, pero al final no estamos en la toma de decisiones y eso frustra también, porque nos vemos capacitadas para poder hacerlo y porque donde lo hemos hecho se ha demostrado que funciona. Tenemos capacidad operativa para el día a día para trabajar, pero también tenemos la capacidad de pensar más allá, de ser más proactivas, de adelantarnos a la situación, no sólo de recibir el golpe y adaptarnos. En general, la enfermera piensa más allá, tiene esa visión más crítica; aprovechemos eso.

A su juicio, por dónde debería ir el futuro de la atención sanitaria. ¿Hacia dónde deberíamos caminar?

-Caminar hacia el modelo que la población demanda. No es lo mismo la longevidad que tenemos ahora, la migración que hay en las diferentes sociedades, la cronicidad que existe... y eso hace que tengamos que trabajar esa parte de promoción de la salud, de educación sanitaria, que enlaza con enfermería perfectamente porque es nuestro gran campo. Hemos estado trabajando en un modelo de patología-diagnóstico-tratamiento y lo que nos están pidiendo, lo que estamos viendo en la población, es que nos tenemos que adelantar a eso para que el paciente realmente no llegue al hospital. Que tenga buena calidad de vida en su domicilio, en su centro sociosanitario y que no llegue al hospital. Tenemos que adelantarnos. Creo que estamos en ese punto, en ser mucho más proactivos, mirar más a la educación sanitaria, a la enfermera comunitaria y trabajar desde ahí.

La vicepresidenta del Colegio, Leticia San Martín, decía que "en la Universidad formamos enfermeras y enfermeros altamente competentes que luego no son aprovechados en todo su potencial en el sistema sanitario". ¿Usted lo comparte?

-Evidentemente comparto lo que dice. De hecho, estas cosas las trabajamos en equipo. El ratio que tenemos es de 1,5 enfermeras por cada médico cuando lo aceptado es tres por cada médico, pero eso es por el modelo de salud que se quiere implementar y porque luego además cada uno lo que tiene que hacer es aportar un valor añadido a su puesto. Hemos estado muchos años haciendo tareas, labores, funciones que podían hacer otros profesionales y, cuando llegabas a la parte que tu competencia te permitía desarrollar, quizás ya no tenías el tiempo necesario. Esto ha llevado, cómo no, a pequeños pasos, pequeñas reestructuraciones, se han metido TCAE en los centros de Atención Primaria. Eso ha descargado un trabajo que puede hacer la enfermera pero que evidentemente puede hacer otro profesional y le permite dedicar ese tiempo a lo que realmente importa en su profesión y donde realmente aporta. Entonces, hay que hablar de ratios pero también de las competencias que cada uno desarrolla en su puesto de trabajo, y la formación ha crecido mucho en estos últimos años. Desde Bolonia, sales de las universidades con una preparación, con una capacidad de relacionar conceptos muy grande y luego, según cómo sea tu práctica, vas como mermando y acabas haciendo lo que siempre se ha hecho. Lo que estamos pidiendo es que lo que siempre se ha hecho pueda pasar a ser lo que realmente la población demanda que hay que hacer. Ese cambio hay que realizarlo para que después de formarte con capacidades, con un criterio y con una visión crítica de las situaciones, no acabes haciendo tareas. Tienes una competencia mucho más amplia para tomar decisiones con capacidad crítica, con conocimiento.

Se habla mucho de la falta de médicos. No sé si también hay carencia de enfermeras para atender la demanda. ¿Cuál es la situación?

-Durante la pandemia hubo una gran falta de profesionales, pero antes de la pandemia teníamos enfermeras en paro. Si hablamos de un cambio de modelo, evidentemente necesitamos más enfermeras para atender ese modelo, pero igual hay que plantearse cuántas no están trabajando porque no les convence la forma en la que se está trabajando. ¿Más enfermeras? No lo sé. Igual tras una reorganización ves realmente si hacen falta.