El titular del Juzgado de lo Penal número 4 de Pamplona ha decretado en un auto el ingreso inmediato en prisión de un masajista y osteópata de Pamplona, Javier M.C.,que ha acumulado más de seis años de cárcel por delitos de abusos sexuales a clientas en tres sentencias condenatorias de diversos juzgados.

El masajista fue condenado por última vez el pasado 20 de enero a dos años de prisión en el Juzgado de lo Penal número 3 por dos nuevos episodios de abusos, pero al cometer estos hechos ya tenía suspendida la ejecución de dos condenas previas, una de tres años de cárcel en Penal 4 y otra de 15 meses más en Penal 2.

Hasta ahora no había ingresado en el centro penitenciario, pero el juez de lo Penal 4 recuerda que tras haberle condenado en marzo de 2021 se le había concedido al condenado la suspensión de la pena de cárcel por un plazo de tres años, condicionada a que no cometiera delito nuevo en dicho plazo de tiempo y a que pagara la multa y responsabilidad civil, circunstancias de pago que sí estaba cumpliendo. Por ello, ahora procede revocar la suspensión de la ejecución de la pena que le fue concedida en su día.

En el último caso por el que fue condenado, tras las sentencias firmes de julio de 2020 y de marzo de 2021, el acusado seguía ejerciendo en un centro de Pamplona como masajista.

A la consulta acudió a finales de mayo una paciente de 61 años, aquejada de dolores de espalda. El acusado le atendió e inició la sesión primero con acupuntura y después con masajes en cuello y espalda para requerirle a continuación que se quitara el pantalón. En ese momento inició los masajes en la cadera y los muslos si bien con ánimo libidinoso los extendió a la zona pública. En algún momento la mujer se percató de que el procesado estaba sudoroso y con la cara muy cerca de ella. En el segundo de los casos, que ayer reconoció con la conformidad, atendió a una mujer de 29 años que acudió también a finales de mayo a la consulta.

Una vez inició los masajes en la espalda y hombros, posteriormente con ánimo libidinoso, subraya la Fiscalía, empezó a masajear la cadera hasta llegar a la zona púbica. La mujer empezó a sentirse incómoda y se lo hizo saber al acusado, que le dejó de tocar dicha zona, y pasó sus manos por su pecho. Luego le pidió que se quitase el pantalón y con el mismo ánimo continuó con el masaje en los muslos hasta la zona púbica. En este caso, con anterioridad a la vista oral, el acusado había entregado la cantidad de 2.000 euros a cada una de las víctimas.