brasilia - A falta de días para la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de Brasil, que se celebrarán el próximo 28 de octubre, el progresista Fernando Haddad se acercó ayer a la Iglesia católica, mientras que el ultraderechista Jair Bolsonaro evitó asegurar una victoria anticipada, después de que un sondeo vaticinara que se impondrá en la segunda vuelta de las presidenciales en Brasil.

De este modo, a través de las redes sociales, que son su medio de comunicación con los votantes, Bolsonaro reiteró que no confía en encuestas y descalificó el sondeo divulgado el miércoles por la empresa Datafolha, que le atribuyó una intención de voto del 58% frente al 42% que tendría Haddad, quien sí valoró la encuesta y animó a “seguir en la lucha”.

“¿De dónde viene?” ese apoyo a Haddad, planteó el líder de la ultraderecha, quien recordó que, en la primera vuelta del pasado domingo, 7 de octubre, el candidato del Partido de los Trabajadores (PT) obtuvo un 29% de los votos, frente al 46% que recibió él.

Por tanto, viendo que el triunfo del 28 estaría más reñido que el del 7, Bolsonaro instó ayer a sus seguidores a “seguir trabajando” hasta que se decida el nuevo presidente brasileño, y reiteró su desconfianza en el sistema electrónico de votación, que puede ser manipulado y permitir “fraudes”.

Haddad, por su parte, visitó la Conferencia Nacional de Obispos (CNBB), lo que fue interpretado como un acercamiento al electorado católico para contrapesar el fuerte apoyo que el líder de la ultraderecha ha logrado entre las influyentes iglesias evangelistas.

Esta visita fue interpretada por su partido como “estratégica”, ya que, detrás de la contienda puramente política, también se esconde una disputa religiosa por los votos, que enfrenta a las cada vez más influyentes iglesias evangelistas y al electorado católico.

la iglesia brasileña, dividida En su aproximación, el candidato del PT subrayó que su programa de gobierno contempla la agenda que propone el papa Francisco, que apunta a “fortalecer la democracia, la protección del medio ambiente y la cuestión social”.

Respecto a esto, la CNBB no se posicionó en favor de ningún candidato, pero instó a los católicos a votar al candidato que encarne los valores que, precisamente, citó Haddad, ya que insistió en que los brasileños deben discutir “proyectos” y no el “odio” al partido, que es lo que promueve Bolsonaro, afirmó.

Por su parte, el movimiento pentecostal se ha unido a las filas de Bolsonaro y, desde hace semanas, promueve su campaña directamente en los templos y por los numerosos medios de comunicación que posee, que incluyen canales de televisión y radios de alcance nacional.

Hasta ahora, la iglesia católica sólo había instado a sus fieles a votar por aquellos candidatos que garantizaran la “defensa de la democracia”, un mensaje que fue considerado vago pero contrario al líder ultraderechista, que es un nostálgico defensor de la dictadura que gobernó entre 1964 y 1985.

Las iglesias evangelistas, por el contrario, han entrado de lleno en campaña y muchos de los más conocidos pastores condenan a diario al PT y a Haddad, a los que acusan de “comunistas” y “contrarios a los valores morales de la familia”.

sin enfrentarse a los debates El sucesor de Luiz Inácio Lula da Silva en la carrera electoral también reiteró sus críticas a la decisión de Bolsonaro de no participar en un debate televisivo previsto para hoy, por una decisión médica debido a que aún se recupera de la cuchillada que le asestó un hombre el 6 de septiembre durante un mitin.

Según Haddad, es “contradictorio que una persona no pueda debatir y pueda dar entrevistas”, como hace casi a diario Bolsonaro en su domicilio, pues “una entrevista es un debate con periodistas” y “no queda clara cuál es la diferencia” a la hora de cotejar ideas.

Así pues, en contraposición con su oponente en las urnas, Haddad se mostró optimista, ya que subrayó que ayer se cumplió “exactamente un mes” desde que fue proclamado candidato del PT en sustitución de Da Silva, cuando “tenía un 4% de las intenciones de voto y hoy tengo ya 42%”, por lo que, en las dos semanas que quedan “ de trabajo”, puede remontar la cuesta frente a un adversario que está en campaña desde hace más de un año. - Efe