La Haya (holanda) - El criminal de guerra serbobosnio Radovan Karad-zic evitó a la Justicia durante más de doce años, y espera pasar a la Historia como un mártir del pueblo serbio. Karadzic, de 73 años, fue obligado a levantarse para escuchar la sentencia, pero apenas gesticuló. Su abogado, Peter Robinson, declaró después que, para el exmandatario, “el precio de una República de Srpska independiente es perder su libertad, pero está preparado para asumir ese coste”.

Estos aires de grandeza contrastan con el aspecto físico que mostraba cuando fue detenido en julio de 2008 en un suburbio de Belgrado, donde ejercía la medicina alternativa bajo una falsa identidad y llevaba gafas y barba blanca. Vivía prófugo, pero sin ocultarse. Se movía por los lugares públicos, participaba en conferencias e incluso varias de sus intervenciones, que atraían a mucho público, fueron filmadas por las televisiones locales.

Los esfuerzos y el interés de Serbia por capturar a Karadzic y a su jefe militar, Ratko Mladic, fueron de menos a más a lo largo de los años, conforme sus gobiernos iban evolucionando hacia posturas más cercanas a la Unión Europea. Una vez detenido y trasladado a La Haya, asumió buena parte de su propia defensa y se presentó ante los jueces como un político que intentó evitar el conflicto en Bosnia Herzegovina, que comenzó en 1992. Negó que sus tropas dispararan contra civiles durante el sitio de Sarajevo, y aseguró que la mayoría de víctimas de la ciudad fueron o “combatientes musulmanes” o sus propias tropas. “Si abrían fuego contra los serbios, éstos tenían que responder sin tener que preguntarle a su comandante o a su presidente. Era su derecho a defenderse”, mantuvo Karadzic.

Respecto a las fuerzas paramilitares serbobosnias en la guerra, aseguró que las prohibió, obligó a que se subordinaran al ejército regular e incluso procesó a algunos de sus miembros. En cuanto a la masacre de Srebrenica, negó tener conocimiento de los hechos sucedidos.

El expresidente de la República de Srpska es, junto al general Ratko Mladic, la figura más destacada entre los condenados por el Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), después de que el expresidente yugoslavo Slobodan Milosevic muriera en 2006, antes de que se emitiera su veredicto.

Tras más de diez años encarcelado en la ciudad holandesa de La Haya, Karadzic “tiene sus preferencias” sobre dónde quiere cumplir sentencia, dijo su abogado Peter Robinson, que prefirió no compartirlas “por razones de seguridad”.

No obstante, será el MICT el que decida dentro de al menos seis meses si el exmandatario es trasladado a otro país. - Efe