parís - Los corrillos de vecinos se extienden en torno a una Notre Dame devastada. Pese a todo, las religiosas de la iglesia se preparaban para continuar los festejos de la Semana Santa, mientras algunos imaginaban una restauración que deje un edificio aún más monumental. La incredulidad predomina aún en el Barrio Latino y sus islas, kilómetro cero de París. Sobre ellas se erige Notre Dame, todavía orgullosa pero sin su reconocible aguja ni su cubierta, cuya restauración algunos vecinos temen que se prolongue “décadas”.

El treintañero Gaspard Benilan trabaja en el barrio. Pasa con su bicicleta todos los días ante la catedral. “Uno pasa por aquí a diario y no se da cuenta, pero hay una parte de nuestra identidad en este tipo de monumentos. Hoy pensaba encontrarme un montón de cenizas. El techo está destrozado, pero podría haber sido peor”, opina.

Al kilómetro cero de las carretas galas se acercaban también grupos de religiosas, que por el hábito eran constantemente reclamadas: “Creímos que iba a ser mucho peor; ahora se podrá restaurar y pensemos en celebrar al máximo la Semana Santa”, dice una de ellas.

artesanos Desde los canales y el muelle que envuelven la isla de la Cité y la de Saint-Louis, vecinos y turistas alzan sus teléfonos para fotografiar la desgracia. A otros les basta con levantar la vista. Llena de pequeñas iglesias hasta el levantamiento de la catedral y foco del poder real hasta el siglo XII, fue en estas mínimas siete hectáreas donde arraigó el cristianismo, gracias a San Dionisio, cuya estatua corona en varios puntos la fachada de Notre Dame. Un profesor de Historia, Martial Schwoerer, ve en el desastre una oportunidad. “Está lloviendo dinero, pero la cuestión es que hay gremios de artesanos prácticamente desaparecidos y es la mano de la obra lo que podría faltar. Si viene gente de todo el mundo podría ir rápido y aunque falta el saber hacer podría servir para forjar una nueva generación de artesanos”, dice.

Los vecinos coinciden en que, pese a los menguantes fondos de Patrimonio, la reconstrucción de Notre Dame debe ser prioritaria, para que Emmanuel, la mayor de las campanas, y sus compañeras de campanario vuelvan a repicar cuanto antes. Stefan Noel trabaja en el Palacio de Justicia, en la misma isla. “Nos acostamos con el dolor de verla ardiendo, y nos levantamos con esperanza porque la vamos a reconstruir, será un momento de comunión nacional para una bella obra del siglo XXI”. - D.N.