Edimburgo/dublín - Los resultados de las elecciones británicas, más allá de la rotunda victoria del Partido Conservador de Boris Johnson, han dejado a la vista un auge de los nacionalismos, tanto en la propia Inglaterra como en Escocia e Irlanda del Norte que, por primera vez en siglos, pone en cuestión la continuidad de Reino Unido como entidad política. Al mismo tiempo, la salida de Reino Unido de la UE puede empujar a escoceses y norirlandeses a intentar escapar de su alianza con los ingleses para reunirse con el resto de europeos.

La victoria del Partido Nacionalista Escocés (SNP) en Escocia y la fuerte presencia que logra en el Parlamento británico refuerzan su exigencia de celebrar un segundo referéndum de independencia, a lo que Boris Johnson se niega en rotundo. La formación que dirige la ministra principal escocesa, Nicola Sturgeon, logró 48 de los 59 escaños reservados a esta región, con lo que aumenta su presencia en la Cámara de los Comunes en trece diputados, que ha arrebatado tanto a conservadores como a laboristas.

Sturgeon afirmó ayer que los resultados demuestran que es el “momento de decidir” sobre la independencia y avanzó que “la semana próxima” su gobierno publicará “una propuesta detallada y democrática” para solicitar al Ejecutivo británico la transferencia de poderes que permita al Parlamento escocés convocar un plebiscito que cumpla con la legalidad. “Ha llegado el momento de que la gente de Escocia pueda decidir su futuro”, declaró la dirigente escocesa, pletórica durante su comparecencia en Edimburgo.

En Downing Street se encontrará con el conservador Johnson, quien ha prometido que rechazará cualquier petición con el argumento de que la cuestión quedó zanjada para al menos una generación en 2014, cuando el 55% rechazó la separación en una consulta aprobada por Londres. Para el SNP, en cambio, el hecho, prácticamente encarrilado con la holgada mayoría absoluta de los conservadores, de que el Reino Unido abandone la UE en enero cambia el escenario, ya que los escoceses se posicionaron mayoritariamente en contra. “Westminster ha ignorado a la gente en Escocia durante tres años. El jueves la gente de Escocia dijo que es suficiente. Es hora de que Boris Johnson comience a escuchar”, sostuvo.

Cualquier esperanza de que hubiese un Parlamento fragmentado en que el SNP fuese la llave de un gobierno laborista, más abierto a considerar un referéndum a cambio de los apoyos necesarios, se esfumó con la derrota de Jeremy Corbyn, por lo que el choque de trenes parece ahora inevitable.

Analistas ven muy probable que si el Ejecutivo de Johnson cumple lo dicho y rechaza negociar un nuevo plebiscito, el Gobierno escocés recurrirá a los tribunales. Las encuestas más recientes revelan un aumento del apoyo a la independencia que podría alcanzar hasta el 50% e incluso superarlo si se materializa el brexit.

Los expertos destacan también que estos resultados no indican que todo el electorado que ha respaldado esta vez al SNP esté dispuesto a optar por la independencia, ya que muchos han podido recurrir al voto útil para evitar una mayoría conservadora. Sturgeon es consciente de ello, por lo que se ha apresurado a precisar que sabe que todos los votantes ganados puede que “no respalden necesariamente la independencia”, pero sí lanzan “un claro apoyo” al hecho de que Escocia “debe poder decidir su futuro”.

irlanda del norte En cuanto a Irlanda del Norte, los partidos nacionalistas, opuestos al brexit, han logrado, por primera vez, más escaños en Westminster que las fuerzas unionistas, probritánicas y partidarias de la salida del Reino Unido de la UE.

Los resultados de las elecciones generales británicas confirman la caída del Partido Democrático Unionista (DUP), socio del Gobierno de Londres durante la anterior legislatura. El DUP, mayoritario entre la comunidad protestante norirlandesa, perdió dos de los diez diputados que tenía, mientras que el Sinn Féin, antiguo brazo político del ya inactivo Ejército Republicano (IRA), mantuvo sus siete asientos, si bien no los ocupa porque se niega a jurar lealtad a la corona británica.

Los otros tres escaños en juego en Irlanda del Norte fueron a parar al Partido Socialdemócrata y Laborista (SDLP, nacionalista moderado) y al multiconfesional Partido Alianza. El electorado de la provincia británica, que votó en contra del brexit en el referéndum de 2016, castigó al DUP por su posición sobre este divorcio y su bloqueo al acuerdo de salida negociado por el Ejecutivo británico.

Los unionistas temen que este divorcio dé impulso a las demandas de los partidos nacionalistas para que Londres convoque un referéndum sobre la reunificación de la isla de Irlanda, tal y como contempla el acuerdo de paz del Viernes Santo (1998), el texto que puso fin al conflicto norirlandés.

La líder del DUP, Arlene Foster, confió en que Johnson aprovechará su amplia mayoría para concluir un brexit que “saque a todo el Reino Unido de la UE. - Efe/D.N.