jerusalén - El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, puso ayer a prueba su liderazgo al frente del derechista Likud, en unas primarias en las que por primera vez se enfrenta a un rival, Guideon Saar, que desafía su continuidad.

A la espera de los resultados tras la clausura de las urnas ayer a las 23.00 horas y que serán publicados hoy, los analistas prevén una ventaja de Netanyahu pero, en esta ocasión, una simple victoria no será suficiente. Un triunfo raquítico pondrá en aprietos su autoridad en una formación que vive una inédita división interna.

Netanyahu, que en catorce años como líder no ha tenido quien le haga sombra en el partido, concurre además a estas primarias con la losa de estar acusado de cohecho, fraude y abuso de confianza y habiendo fracasado en la formación de gobierno tras las elecciones que se celebraron en abril y septiembre.

"Mis hermanos y hermanas, miembros del Likud, fuerzas inmensas -no solo el clima- están tratando de influirte para que te quedes en casa. Ven a votar por mí para liderar el partido", pidió Netanyahu para garantizarse con esta victoria el primer puesto de la lista electoral para los comicios del 2 de marzo.

Saar, hijo de una maestra israelí y un médico argentino, ha presionado para la convocatoria de unas primarias que no se celebraban desde hace cinco años, ya que en 2016 no hubo candidato que quisiera competir con Netanyahu y se cancelaron. En la elección interna de hoy, se estima que el exministro de Educación podría superar el 30%, pero lo que ya ha conseguido es romper con la imagen de que el Likud es partido de un solo hombre, el apodado rey Bibi. - Efe