Las predicciones electorales siguen dando ventaja a la candidatura presidencial del demócrata Joe Biden, pero están reforzando en algunos estados clave las posibilidades de reelección de Donald Trump, que este jueves tuvo un último debate televisado más sosegado y apto para atraer el favor de los indecisos, que decidirán el desenlace de esta inusual campaña el 3 de noviembre.

Tras el cara a cara en Nashville, el último de los dos que finalmente se celebraron entre Trump y Biden, las encuestas instantáneas dan por ganador al demócrata, que podría ver recompensada esa actuación favorable con una mejora en las encuestas, aunque los sondeos a nivel nacional se han mantenido casi inmutables desde el verano.

Según la encuesta de CNN, el 53 % da a Biden como ganador del debate, con un 39 % que considera que se impuso Trump, quien mantuvo un tono más sosegado que en el encuentro anterior. Data for Progress (afiliado con los demócratas) publicó resultados similares (52%-41%, a favor de Biden), mientras que YouGov amplió el margen del demócrata (54-35).

Trump habría necesitado una gran victoria entre los que vieron el debate (un segmento no representativo del electorado general) para trasladar a la intención de voto su actuación en el debate de Nashville, algo que todo apunta que no pasará.

La media ponderada de encuestas nacionales de FiveThirtyEight da a Biden una intención de voto del 52,1% a nivel nacional, 9,8 puntos porcentuales por encima de Trump, mientras que la media simple de RealClearPolitics da al demócrata un margen de 7,9 puntos por delante del presidente republicano, una ventaja que se ha mantenido sin grandes cambios desde julio.

La percepción de mala gestión de la pandemia del coronavirus por parte de la Administración Trump parece haber sido clave en la intención de voto de los estadounidenses y ha contribuido a crear esta distancia entre Biden y Trump, que en primavera estaban técnicamente empatados.

VENTAJA DE BIDEN, PERO INSUFICIENTE

No obstante, Trump ha recortado distancias en dos de los estados que serán más decisivos en los resultados en la noche electoral del 3 de noviembre: Pensilvania y Florida.

En Florida, Biden ha pasado de tener un margen de unos cinco puntos hace dos semanas a solo tres puntos, dentro de los bandas de error habituales y por debajo del desajuste entre sondeos y resultado final de casi el 5 % de las elecciones generales de 2016.

En Pensilvania, Biden aventaja en unos seis puntos a Trump en intención de voto, por lo que tampoco es un margen cómodo que permita asegurar un resultado incontestable al demócrata y hacer frente a las dudas sobre una victoria demócrata planteadas por el mandatario, que ha criticado sin pruebas al voto por correo como fraudulento.

Biden aventaja con márgenes mínimos y de hasta 8 puntos a Trump en todos los estados considerados clave en estas elecciones, porque se pueden inclinar a un lado o a otro de la balanza, en el Medio Oeste, en el suroeste y en el este del país.

Además, Trump mantiene solo una ventaja mínima de dos puntos en la media de encuestas de Texas (de medio punto, según FiveThirtyEight), un fortín republicano que desde 1976 da 38 votos electorales a los republicanos, de los 538 que están en juego.

Un estado de Texas demócrata sería un cataclismo de dimensiones históricas para los republicanos, que sin los 55 votos electorales de California y sin los del estado de la "Estrella Solitaria" tendrían que cambiar todas sus matemáticas electorales durante años y seguramente moderar muchas posiciones en una era pos-Trump para atraer un grupo más diverso de votantes.

PARTICIPACIÓN MASIVA

La masiva participación en el voto por anticipado y por correo en estos comicios añade además renovadas preocupaciones a los republicanos, que generalmente se ven perjudicados si este dato es alto, ya que implica mayor afluencia a las urnas de afroamericanos e hispanos, grupos con mayor porcentaje de votantes demócratas.

Más de 50 millones de estadounidenses ya han votado de manera anticipada, lo que supone a 11 días de la jornada electoral una participación del 35 %, un indicio que augura una participación histórica pese a la pandemia del coronavirus, que ha llevado a muchos a votar por correo.

En el crítico Texas el voto temprano es ya el 70 % de toda la participación de 2016, según datos oficiales recopilados por el profesor de la Universidad de Florida Michael McDonald, un fenómeno que además de haber ocasionado largas filas para votar tiene a los analistas e investigadores asombrados.

Después de varios ciclos electorales avisando de la importancia del voto hispano, 2020 podría ser finalmente el año en el que la participación de la minoría latina, así como de los afroamericanos, tradicionalmente afectados por políticas de supresión del voto, ponga patas arriba al universo político estadounidense.