Turquía ha abandonado el Convenio de Estambul contra la violencia machista porque este acuerdo "ha sido secuestrado para normalizar la homosexualidad", algo incompatible con los valores nacionales, según argumentó este domingo el Gobierno turco en un comunicado.

"El Convenio de Estambul, inicialmente concebido para promover los derechos de la mujer, ha sido secuestrado por un grupo de gente que intenta normalizar la homosexualidad, incompatible con los valores sociales y familiares de Turquía" explica la oficina de comunicación del presidente, Recep Tayyip Erdogan.

El abandono del tratado fue publicado en la madrugada del sábado en el Boletín Oficial del Estado y recibido con protestas por asociaciones feministas y la oposición política, que ayer se manifestaron en muchas ciudades del país.

Un sector ultraconservador cercano al Gobierno islamista de Erdogan exigió el pasado verano la baja en el Convenio porque "promociona la homosexualidad", pero se topó con la oposición abierta de importantes sectores del AKP, el partido del presidente. Erdogan ya había amenazado el pasado agosto con retirar al país del acuerdo "si la gente lo desea".

El Convenio sobre prevención y lucha contra la violencia machista fue firmando originalmente en mayo de 2011 en Estambul por catorce países miembros del Consejo de Europa, entre ellos Turquía, cuando Erdogan era primer ministro.

En 2012, Turquía fue el primer país en ratificar un acuerdo que obliga a los Estados signatarios a promover medidas para prevenir todo tipo de violencia machista contra las mujeres.

Desde entonces, ha entrado en vigor en 34 países de los 47 socios del Consejo de Europa. Rusia y Azerbaiyán son los únicos países de ese grupo que no han firmado ni ratificado el pacto. El documento no menciona la homosexualidad y solo aclara en un punto que las medidas no deben discriminar "por orientación sexual".

Las feministas turcas siempre han reclamado más esfuerzos para reducir la cifra de alrededor de 300 mujeres asesinadas al año por motivos machistas, al tiempo que han defendido el Convenio como esencial para salvar vidas. La Unión Europea, Estados Unidos, Naciones Unidas y el Consejo de Europa han lamentado el abandono de Turquía del acuerdo.