Bilbao - En la formación de los agentes de la Ertzaintza siempre se buscaba que no hicieran “daño a nadie”, lo que incluía, en lo que al uso del material antidisturbios se refiere, “no lanzar a órganos vitales ni articulaciones”. En la cuarta jornada del juicio por la muerte de Iñigo Cabacas en abril de 2012, como consecuencia del impacto de una pelota de goma, la entonces directora general de la Academia de Arkaute, Elena Moreno, describió los protocolos de actuación y la instrucción de los agentes en esa época, con Rodolfo Ares (PSE) como consejero de Interior. Y a tenor del relato de los hechos que se está ofreciendo en sede judicial desde el lunes de la semana pasada, buena parte de estos procedimientos se habrían incumplido en la actuación policial tras el partido disputado entre el Athletic y el Schalke 04, en la que Iñigo resultó herido de gravedad.

A preguntas de la acusación particular que ejerce Jone Goirizelaia, Moreno, actual viceconsejera de Medio Ambiente, explicó que “la instrucción era no lanzar a órganos vitales ni a articulaciones”. Dijo que “por lo que he visto en las prácticas, jamás se disparaba de cintura para abajo, siempre de cintura para arriba, y dentro de la formación siempre se les instruía sobre dónde no debían apuntar en ningún caso, porque lo que no se buscaba era hacer daño a nadie”, aseveró.

Estas afirmaciones contrastan con lo expuesto durante el juicio por algunos de los seis ertzainas imputados -la acusación pide para cada uno de ellos cuatro años de prisión por homicidio con imprudencia grave profesional y seis años de inhabilitación- en referencia a que, hasta la muerte de Cabacas, desconocían el poder letal de las pelotas de goma. Una postura a la que se sumó el actual jefe de la Ertzaintza, Jorge Aldekoa en su comparecencia del pasado día 17.

Durante su declaración, Moreno agregó que, según el reglamento vigente en ese momento, la distancia mínima para poder disparar con escopetas de pelotas de goma dependía de la potencia del tiro -suave, media o fuerte-. La misma “iba desde los 25 metros hasta los 50 y el medio era 35 metros”, añadió. Destacó que “las escopetas siempre se disparaban a rebote, nunca en directo, siempre buscando el máximo ángulo de rebote”.

dispararon “de frente y a dar” Una forma de proceder que no se corresponde con el testimonio del resto de testigos que comparecieron ayer también por iniciativa de la acusación particular, la mayoría de los cuales aseguraron que aquella noche del 5 de abril en María Díaz de Haro, los ertzainas dispararon con las escopetas “en posición horizontal, a la gente, de frente y a dar”. “Fue una carga brutal, excesiva y sin ningún tipo de control”, señaló un testigo.

Este relato se completó con la afirmación de que las cargas fueron anteriores al lanzamiento de objetos a los agentes, que no hubo aviso previo para desalojar la zona y que los er-tzainas iban uniformados de color azul oscuro o con chubasquero rojo.

Otro de los elementos que se han puesto en cuestión en este juicio, en concreto por el oficial que era el agente de mayor rango en ese operativo, es la capacitación de los miembros de la unidad de Seguridad Ciudadana a la hora de controlar a grandes masas. Elena Moreno aseguró que, como consecuencia de la actividad de ETA, “en los últimos 30 años ha habido que formar a los ertzainas en antidisturbios, por lo que están muy preparados en el uso de estos medios y para enfrentarse a estas situaciones”.

La que fuera máxima responsable de Arkaute entre mayo de 2010 y enero de 2013 se refirió incluso a la controversia en torno a quién es el máximo responsable de un operativo como el de esa noche, y aseguró que “en cualquier dispositivo los agentes siempre tienen un mando al frente que toma la decisión de lo que tienen que hacer”. Añadió que cada ertzaina “solamente responde a su mando natural, que es el mando de su furgoneta”, lo que está en línea con las declaraciones de los dos suboficiales imputados y del propio Aldekoa en sede judicial.