Londres - La primera ministra británica, Theresa May, trata de encontrar una solución alternativa a la polémica salvaguarda irlandesa contenida en su acuerdo del brexit, tarea para la que ha decidido contar con los diputados conservadores (tories) más insubordinados. La premier se reunió ayer en su residencia oficial del 10 de Downing Street con las dos facciones de parlamentarios en sus propias filas conservadoras que se han opuesto a sus planes de salida del bloque comunitario. Estos son los miembros del llamado Grupo de Investigación Europea (ERG, en sus siglas en inglés), formado por diputados tories euroescépticos y, en el otro bando, algunos conservadores partidarios de la permanencia en la Unión Europea (UE).

Ambos integran el nuevo Grupo de trabajo para arreglos alternativos (AAWG), creado con el objetivo de buscar un consenso que posibilite la aprobación parlamentaria del acuerdo de salida para que el Reino Unido pueda abandonar de forma negociada la UE el 29 de marzo. Tras entrevistarse con la jefa de Gobierno y tal y como adelantó ayer uno de sus portavoces oficiales, el grupo se reunirá dos veces esta semana con el ministro del brexit, Stephen Barclay, para tratar de conseguir esa solución a la salvaguarda de Irlanda, conocida en el Reino Unido por el término deportivo backstop.

Este mecanismo incluido en el acuerdo de salida sellado entre Londres y Bruselas el pasado mes de noviembre está ideado para evitar el restablecimiento de una frontera dura entre la provincia británica de Irlanda del Norte y la República de Irlanda. Se trata de un arreglo que solo entraría en vigor en el caso de que, culminado el periodo de transición de veintiún meses establecido en el pacto, ambos bloques no hubieran logrado llegar a un nuevo acuerdo comercial. De ser así, todo el Reino Unido formaría una unión aduanera, pero Irlanda del Norte tendría un estatus especial más alineado con el mercado único europeo. Una posibilidad que rechazan tanto tories rebeldes como el Partido Democrático Unionista (DUP) norirlandés, cuyo apoyo necesita May para que la Cámara de los Comunes apruebe el pacto.

visita a Irlanda del norte Con el objetivo de seguir sumando a su causa, la mandataria viaja hoy a Irlanda del Norte, donde pronunciará un discurso sobre el brexit y se reunirá con empresarios locales, adelantó ayer lunes su portavoz oficial. Todo ello, para conseguir demostrar ante Bruselas, con la que retomará esta semana el diálogo, una posición de fortaleza interna que convenza a la UE de abrirse a renegociar la salvaguarda. Algo que, sin embargo, el bloque comunitario ha reiterado que no ocurrirá porque solo contempla un acuerdo de salida en los términos en los que ya está cerrado. Los diputados británicos tendrán previsiblemente la oportunidad de volver a posicionarse sobre los siguientes pasos a dar a mitad de febrero, cuando May tiene intención de volver a comparecer en la Cámara de los Comunes para detallar sus planes.

Ayer un portavoz oficial volvió a subrayar el convencimiento de May en cumplir los plazos al asegurar que “(May) está totalmente decidida a concluir el brexit en el tiempo previsto. Eso significa el 29 de marzo”.

Según una encuesta de la firma ComRes divulgada ayer lunes, un 72% de jóvenes de entre 18 y 34 años preferirían que el Reino Unido siguiera en una UE reformada, mientras que solo un 38% de los mayores de 55 se decantaría por esta opción.

El sondeo muestra la creciente polarización entre generaciones respecto al divorcio de Bruselas, según la nueva campaña Lead no Leave (Liderar no abandonar), impulsada por la activista Gina Miller y que encargó el estudio. Un 28% de los encuestados jóvenes dijeron preferir una salida de la UE sin acuerdo, frente a un 62% de los mayores de 55 años que escogieron esa opción como su predilecta para encarar el complejo proceso del brexit.

Según Miller, el sondeo “renueva” el “propósito y la urgencia” de la iniciativa Lead no Leave. “Es la generación joven la que tendrá que vivir con las consecuencias de abandonar la UE”, consideró la impulsora de la campaña, que aboga por que el Reino Unido continúe en la UE.

unos 700.000 empleos menos

Turismo. Más de 700.000 empleos del sector turístico podrían perderse en la próxima década, lo que supondría un agujero en el PIB británico de 21.217 millones de euros, si se produce un brexit sin acuerdo, según un informe elaborado por la World Travel & Tourism Council (WTTC) que, alertó ayer de los riesgos que podría acarrear una salida abrupta del Reino Unido de la UE el próximo 29 de marzo.

308.000 El estudio halló que unos 308.000 empleos asentados en el país estarían en peligro, mientras que unos 399.000 lo estarían en el resto de países comunitarios. La WTTC también se basó en un análisis del Fondo Monetario Internacional que prevé en ese escenario una disminución del 7,7% de la economía británica. La directora ejecutiva de la organización turística, Gloria Guevara, recordó ayer que el Reino Unido es la “quinta economía mundial en viajes y turismo”.