madrid - Uno de los guardias civiles acusados en el caso Espías declaró ayer en el juicio que, “por especial interés” del expresidente madrileño Ignacio González, recibieron en 2008 “órdenes ilegales” de realizar “seguimientos” a políticos del PP como Cristina Cifuentes, Alfredo Prada y Manuel Cobo.

Este agente, José Oreja Sánchez, fue el primero de los seis acusados en declarar en el juicio con jurado que celebra la Audiencia de Madrid por el supuesto espionaje entre marzo y mayo de 2008 a políticos del PP enfrentados a la expresidenta de Madrid Esperanza Aguirre en una época en la que González era el vicepresidente.

En su declaración, José Oreja señaló además que un representante de una agencia de detectives indicó que Ignacio González le contrató “para realizar seguimientos a un listado de políticos a los que consideraba adversarios suyos dentro del PP”.

Oreja explicó que las órdenes de dichos seguimientos se las dieron en febrero de 2008 a él y a otros asesores de seguridad en la Comunidad de Madrid (tres guardias civiles y otros tres policías nacionales) los también acusados Manuel Sergio Gamón y Miguel Castaño, entonces director y subdirector general de Seguridad, respectivamente. Añadió que él y los otros dos guardias civiles se negaron a cumplir dicha orden al estimar que era ilegal y lo denunciaron ante el entonces consejero Francisco Granados, actualmente investigado en el caso de corrupción Púnica y que está citado en este juicio como testigo para el próximo viernes. Concretó que le ordenaron realizar seguimientos a la exdelegada del Gobierno y expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes, al exvicepresidente Alfredo Prada y al exvicealcalde del Ayuntamiento de Madrid Manuel Cobo.

acoso laboral José Oreja indicó que a raíz de que él y los otros dos guardias civiles denunciaran estas órdenes ante Francisco Granados les obligaron a ir a sitios públicos donde iban las personas a las que querían seguir para que figuraran sus ubicaciones, así como a realizar unas notas de trabajo en las que luego “ellos escribían lo que querían”. Aseguró que tras desobedecer dichas órdenes y denunciarlas reiteradamente ante Granados recibieron un “auténtico acoso laboral, hostigamientos y presiones”. - Efe