Uagadugú - El misionero salesiano Antonio César Fernández Fernández, de 72 años, murió el viernes, junto a cinco funcionarios de aduanas locales, en un supuesto ataque yihadista en la provincia de Boulgou en Burkina Faso, a 40 kilómetros de la frontera sur del país, informaron ayer fuentes de seguridad. El Gobierno español ha solicitado a las autoridades que investiguen lo sucedido.

Asimismo, anunció que el embajador de España en Mali, Miguel Gómez de Aranda, se desplazará lo antes posible a Burkina para cooperar en toda tramitación necesaria.

Los hechos sucedieron en la localidad burkinesa de Nohao, próxima a Ghana, cuando un grupo de yihadistas en motocicleta atentó contra el puesto de aduanas, atrapando en el fuego cruzado al misionero.

El salesiano falleció tras recibir tres disparos durante el ataque, que se produjo en la tarde del viernes, cuando regresaba a su comunidad en Uagadugú junto a otros dos religiosos, que sobrevivieron.

Los misioneros regresaban a la ciudad tras celebrar en la capital de Togo, Lomé, una reunión de la Inspectoría Salesiana de África Occidental Francófona, detallaron Salesianos España en su página web.

Al dolor de su familia se ha sumando el presidente de España, Pedro Sánchez, que ha enviado muestras de cariño a los seres queridos de las víctimas mortales de este ataque.

“Mi cariño a la familia y compañeros del misionero Antonio César Fernández y de todas las víctimas del ataque terrorista en Burkina Faso”, expresó Sánchez en Twitter.

Fernández, nacido en Pozoblanco (Córdoba) en 1946, era misionero desde 1982, año en el que fundó la presencia salesiana en Togo e hizo de este país de África Occidental su primer destino, si bien en la actualidad ejercía en Burkina Faso.

“Son los jóvenes de los distintos lugares (del mundo) en los que he estado los que me han enseñado a ser salesiano y a ser lo que ahora mismo soy”, expresó en un vídeo el propio Fernández apenas 48 horas antes de ser asesinado.

En este vídeo, Fernández agradece sus 50 años de servicio en esta orden religiosa; vocación que califica “como un proceso perpetuo” compuesto por una serie de “gracias encadenadas” por obra del Señor que no se merece.

Este ataque se enmarca dentro de un contexto de recrudecimiento de la violencia vivido en las últimas semanas, desde que Burkina Faso asumiera a principios de febrero la presidencia rotatoria de la organización G5 del Sahel, organismo regional que combate la amenaza yihadista en la zona.