pamplona - El Senado, la misma Cámara que aplicó el artículo 155 en Catalunya puede tener como presidente a un catalán y catalanista reconocido. La sorpresa saltó ayer cuando Pedro Sánchez eligió al primer secretario del PSC Miquel Iceta para presidir el Senado, cámara en la que se han tornado las cartas y en la que tras las elecciones generales del pasado 28 de abril el PSOE ostentará la mayoría absoluta. Para ello Iceta deberá ser designado senador autonómico, lo que no está garantizado porque varios partidos ya han expresado su negativa a darle sus votos para que se elegido. ERC y la CUP rechazan darle sus votos; JxCat, Cs y el PP no aclaran qué harán pero no han garantizado su aval, y solo el PSC y los Comuns han anunciado su apoyo por lo que, hasta ayer, solo había 25 votos a favor de Iceta de 130.

La Junta de Portavoces ha acordado realizar un pleno específico el próximo miércoles para votar la candidatura. Para ser designado senador por el Parlament, Iceta necesita una mayoría simple, es decir, más síes que noes, y en estos momento el escenario es del todo imprevisible: bastará con que JxCat, ERC y la CUP acuerden votar en bloque que no, para que sumen 65 votos que serán suficientes para bloquear la designación.

El giro copernicano que puede experimentar el Senado es evidente y el próximo día 21 el nuevo máximo responsable del Cámara Alta en sustitución de Pío García Escudero tendrá un perfil catalanista, es un defensor del indulto a los presos soberanistas y de la negociación política con el independentismo. De hecho, en plena campaña de las elecciones generales, PP, Ciudadanos y Vox aprovecharon una entrevista que concedió Iceta a Berria para atacar a Sánchez. El líder de los socialistas catalanes afirmó que “si el 65% de los catalanes quiere la independencia, la democracia deberá encontrar un mecanismo para encauzar eso”. Posteriormente matizó y dejó claro que su apuesta es federalista y nunca independentista.

compatibilizar Fuentes del PSC afirmaron ayer que Iceta tiene pensado compatibilizar por ahora su escaño en el Parlament, dada la “incertidumbre” política en Catalunya, con la presidencia del Senado. Después de ejercer durante años de “fontanero” del partido a la sombra de Pasqual Maragall y José Montilla, que renunció ayer a su escaño, Iceta (Barcelona, 1960) asumió las riendas del PSC en julio de 2014, cuando fue elegido primer secretario. Eran momentos difíciles para el socialismo catalán en vísperas de la aceleración de la consulta del 9-N impulsada por Artur Mas.

El PSC sufrió en carne propia la sacudida del tablero político provocada por el procés, pero cuando se auguraba un PSC hundido y residual, atascado entre las proclamas de los partidarios del derecho a decidir y los que recetaban mano dura frente al independentismo, Iceta consiguió mantener vivo el partido.

Se mantuvo fiel a Pedro Sánchez hasta su abrupta dimisión en 2016, lo que sumado al no del PSC a la investidura de Mariano Rajoy provocó una crisis con el PSOE que estuvo a punto de traducirse en divorcio. Meses después, el triunfo de Sánchez en la primarias y su designación como líder del PSOE permitió a Iceta erigirse en uno de los barones más influyentes y en un contrapeso territorial a la andaluza Susana Díaz, tras lograr además que el PSOE asumiera la defensa de la plurinacionalidad. Iceta fue, además, uno de los mediadores que trató, sin éxito, de que Carles Puigdemont frenase la declaración unilateral de independencia en octubre de 2017 y convocara elecciones.

Adicto a la Coca-Cola Zero y amante de los gatos, en 1999 fue uno de los primeros políticos españoles en declarar su homosexualidad, cuando Jordi Petit, pionero activista, le pidió que como político conocido diera ese paso adelante. Así, en la pasada campaña electoral, Iceta arremetió contra Vox con el argumento de que él no estaba dispuesto a “volver al armario”. - D.N.