La trifulca y la bronca se han apropiado del Congreso nada más empezar la legislatura debido a las diversas fórmulas que para acatar la Constitución han empleado los diputados catalanes de formaciones independentistas, en especial los cuatro en prisión preventiva al proclamarse “presos políticos”, lo que provocó una sonora reacción de los grupos de la derecha pese a que la fórmula que emplean los diputados para confirmar su sometimiento a la Constitución fue analizada hace 29 años por el Tribunal Constitucional que no vio impedimento en utilizar frases o calificativos o coletillas antes o después del juramento o promesa.

El estreno de la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, no pudo ser más conflictivo, pues durante el procedimiento de acatamiento con el que los diputados electos se convierten en diputados a todos los efectos no han cesado los abucheos, los golpes en las mesas, los gritos y los encontronazos, como el que han protagonizado el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, y la propia Batet.

El episodio retrató la tensión que se ha ido mascando durante el primer pleno del Congreso. Se preveía que la presencia de los cuatro diputados catalanes en prisión, Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Josep Rull y Jordi Turull, marcara el estreno de la legislatura, y la realidad cumplió el pronóstico.

La presidenta del Congreso pudo hacerse una idea del clima que le espera en el hemiciclo. Para empezar, tendrá que lidiar con el conflicto que se le avecina en la primera Mesa que convoque, ya que el principal asunto a tratar será decidir si los derechos de los cuatro diputados en prisión quedan suspendidos o no. A la espera de la decisión, y del previsible informe que al respecto hagan los letrados de la Cámara si así lo pide la presidenta, PP, Cs y Vox siguen aumentando la presión y ayer mismo registraron los escritos con los que solicitan la suspensión inmediata de las funciones de Junqueras, Sànchez, Rull y Turull. Igual para el senador Raül Romeva.

Las diatribas de estos tres partidos contra los diputados independentistas se recrudecieron a raíz del trámite de acatamiento, ya que los cuatro recurrieron a fórmulas que les exasperaron. Junqueras se proclamó “preso político” y los tres restantes, de JxCat, aludieron a la “lealtad al mandato democrático del 1 de octubre y al pueblo de Catalunya”.

Así que cada vez que un diputado de un partido independentista se levantaba del escaño y hablaba del referéndum del 1 de octubre, o de la libertad o de la república, los 24 parlamentarios de Vox golpeaban las mesas y los del PP y Cs gritaban.

Las proclamas del “por España” que ha usado el partido de Santiago Abascal y las apelaciones a los derechos sociales, a la justicia social, a los valores republicanos o hasta “al planeta” quedaron tapadas.

El día comenzó con roces al colocarse el líder de Vox en el escaño que habitualmente corresponde al portavoz del grupo socialista, justo detrás del presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez. En la sesión constituyente, al no tener los diputados escaños asignados, estos se sientan donde pueden. Vox se instaló en la bancada socialista, y allí, resistiendo, ha estado toda la mañana el socialista José Zaragoza, situado entre Abascal y Espinosa de los Monteros.