Pamplona - “La entrada al Gobierno fue un jarro de agua fría”, recordaba ayer el consejero de Hacienda y Política Financiera. Hoy en funciones, Mikel Aranburu comparecía tras la sesión del Gobierno para dar cuenta del cierre del ejercicio presupuestario de 2018, y desgranar la situación de unas cuentas públicas que invitan al optimismo. Hoy Navarra tiene superávit presupuestario, reduce -ligeramente- la deuda pública, ha mejorado la inversión social y los ingresos tributarios crecen por encima de lo esperado. Un bagaje difícilmente mejorable que incluye también el cumplimiento de todos los criterios de estabilidad presupuestaria fijados desde Madrid. “Dejamos una situación francamente mejor que la que nos encontramos”, celebró ayer Aranburu.

Correcto y sosegado como el primer día, el consejero quiso huir de triunfalismos. Entre otras cuestiones porque el presupuesto público da para lo que da, algunos recortes siguen pendientes de reversión y el rigor presupuestario no es precisamente populista. Pero sí aprovechó para subrayar la importancia de contar con unas cuentas públicas ordenadas, sobre todo para una comunidad que recauda sus propios impuestos. Algo que, subrayó, no es incompatible con la inversión pública, que en el ámbito social ha crecido un 17,8% los últimos cuatro años. Navarra invierte hoy casi 350 millones de euros más en cuestiones como sanidad, educación, políticas sociales o cultura de lo que hacía en 2015.

Mirada al futuro Aranburu destacó así que Navarra superó en 2018 los 4.000 millones de inversión pública, y que lo hizo con unas cuentas “saneadas”. Una situación que poco tiene que ver con la que el Gobierno de Uxue Barkos se encontró hace cuatro años al llegar al Palacio de Navarra. “Cuando llegamos vimos que había mucho por hacer, nos encontramos con una deuda que había subido de 800 a 3.500 millones en muy pocos años. Se habían gastado lo que no había, tampoco había tesorería y la situación era muy complicada”, recordó.

El consejero mostró así su satisfacción por los datos que deja el último ejercicio presupuestario, y que permite decir que “las cosas se han hecho razonablemente bien”. “Se han saneado las cuentas, hemos mejorado la recaudación, el gasto público, y hemos cumplido las leyes de estabilidad presupuestaria”, remarcó. En su opinión, “ha sido una legislatura de un Gobierno muy comprometido con el programa social, pero también con la estabilidad y la gestión presupuestaria”. Un camino abierto que abogó por continuar desde la “honestidad, profesionalidad y compromiso absoluto con la comunidad”. “Si vamos por esos términos se puede seguir avanzando”, confió.