pamplona - La relación entre el CNI y el cerebro de los atentados en Barcelona y Cambrils en agosto de 2017 sigue dando que hablar gracias a la información que facilita el digital Público. el interés del CNI por Abdelbaki Es Satty como posible fuente para obligarlo a colaborar y evitar su deportación después de cumplir su condena de cuatro años por narcotráfico cuando pretendía embarcar 136 kilos de hachís en el ferry Ceuta-Algeciras. Es Satty se defendió diciendo haber sido obligado a este transporte bajo las amenazas de un grupo islamista. El CNI tenía un objetivo claro: intentar captar a un miembro de una célula yihadista bajo la amenaza de expulsarlo a su país.

Desde Inteligencia siempre han negado que Es Satty fuese confidente suyo. Solo aseguraron que se habían limitado a interrogar a alguien que decía haber estado en contacto con islamistas, algo rutinario en las labores de inteligencia. Además, mantienen que “nunca se realizó un informe sobre él porque “no estaba dentro de los patrones de vigilancia”.

En la información que se conoció sobre su estancia en la prisión de Castellón, siempre se ha negado que coincidiese con el yihadista Rachid Aglif (autor de los atentados del 11-M). Sin embargo, en los documentos a los que ha accedido Público, se afirma que ambos “lideran un grupo de presión que realiza actividades proselitistas sobre otros internos musulmanes. Ambos han mantenido un proceso de radicalización en la cárcel y Sif comenta abiertamente su apoyo a los talibanes en Afganistán, manifestando que de este conflicto sólo son culpables las fuerzas de ocupación, incluidas las españolas”.

cambio de actitud Es Satty mostraba todos los signos de radicalización islamista: comportamiento radical, ortodoxia religiosa, problemas con los funcionarios de prisiones, apoyo explícito a los taIibanes... Una conducta que cambió en marzo de 2012 tras regresar de un juicio celebrado en Ceuta y comprobar que sería deportado a Marruecos tras cumplir su pena. La primera visita que recibió por miembros de la Guardia Civil fue casi inmediata: el 5 de abril de aquel mismo 2012. Sin embargo, no fue hasta poco antes de su puesta en libertad en 2014 cuando recibió la visita de los agentes del CNI y se cerró un acuerdo con él para que actuase como confidente del servicio secreto al salir de la cárcel. A cambio, no sería deportado.

Los abogados del yihadista recurrieron la decisión de deportar a Es Satty aportando al juez un certificado de vida laboral que acreditaba que llevaba de alta en la Seguridad Social desde hacía más de seis años y medio, así como un contrato en vigor. Esto constituyó para el juez un “arraigo laboral” suficiente para permanecer como residente en España. Una estancia en la que la mayor parte del tiempo su residencia fue la cárcel, preso por narcotráfico.

Más tarde, según afirman las fuentes de Inteligencia a Público, el CNI arregló las recomendaciones que abrieron la puerta a Es Satty para ser admitido como imán en el oratorio de Ripoll. Para ello utilizaron la ayuda y el poder de otro informante musulmán en Girona, que tras los atentados huyó a Francia. - D.N.