pamplona - PSN, Geroa Bai y Podemos alcanzaron ayer un acuerdo para conformar el próximo Gobierno de Navarra. Estará liderado por la secretaria general de los socialistas navarros, María Chivite, y contará con ocho consejerías del PSN; cuatro de Geroa Bai; y una de Podemos, en un Ejecutivo de coalición que tendrá el apoyo de I-E desde el Parlamento -la coalición de izquierdas ha renunciado a tener presencia en la primera línea del Gobierno- y que se sustentará en 23 escaños, la mayoría mínima que han logrado articular los nuevos socios de Gobierno frente a la coalición de derechas Navarra Suma -la más votada en los comicios-, y que queda a expensas del posicionamiento final de EH Bildu.

Es el pacto “progresista, plural y de izquierdas”, en cierta medida continuador de las políticas de cambio iniciadas en 2015, que han conseguido alumbrar PSN, Geroa Bai y Podemos y que deja “más que satisfecha” a María Chivite, que ve la posibilidad de desarrollar el acuerdo programático consensuado entre los socios el pasado 5 de julio -y que ayer rubricaron definitivamente- desde un equipo que podría formarse bien pronto, ya que la propia Chivite estaría en posición de comunicar el domingo por la noche -una vez los militantes socialistas refrenden el acuerdo- al presidente del Parlamento que se presenta a la investidura la semana que viene.

La mañana de ayer, frenética, puso así un cierre casi definitivo al proceso de negociaciones que han mantenido PSN, Geroa Bai, Podemos e I-E durante los últimos dos meses, cuando las elecciones forales arrojaron la posibilidad de conformar una alternativa de izquierdas. Después de una semana de parón en la que los grupos sustituyeron los encuentros públicos por las negociaciones en privado aprovechando que todos los focos estaban puestos en la investidura de Sánchez, el PSN volvió a convocar una reunión con la aspiración de que fuese la definitiva. Durante esa semana fuera del torbellino informativo, a los socialistas les dio tiempo a negociar el grueso del Ejecutivo con Geroa Bai, y tenían claro que el momento de actuar era una vez se hubiese dilucidado la investidura de Sánchez.

discrepancias de última hora La idea era que la reunión fuese poco menos que un trámite. El acuerdo a tres bandas estaba casi cerrado, por lo que la intención era reunirse a las 12 h, cerrar el acuerdo, anunciarlo y hablar ya de plazos de investidura para principios de agosto. Pero los tiempos no fueron tan clavados como se presumían: la reunión se fue por encima de las tres horas y tuvo un receso de 40 minutos que hizo temer un bache en las conversaciones. De inicio, ya fue bastante atípico que pasadas las doce y media I-E abandonase la sala Julia Álvarez Resano. Marisa de Simón, la única parlamentaria de la coalición de izquierdas, justificó su decisión porque ella fue a la reunión a rubricar definitivamente el acuerdo de Gobierno, no a participar en la conformación de un organigrama en el que no iban a estar. “Nuestra prioridad es el programa, que sea suficiente para dar continuidad a lo hecho los últimos años en vivienda, en lo social, en la educación pública”, resumió, para desear que sus socios lleguen a un “acuerdo sensato”.

Acuerdo que, justo en ese momento, estaba en plena ebullución: trascendía, con información a cuentagotas, que había alguna discrepancia de última hora a cuenta del peso de Podemos en el organigrama. Un receso de las negociaciones a las 12.52 h lo confirmaba: PSN y Geroa Bai abandonaban la sala, en la que se quedaba dentro Podemos, discutiendo a contrarreloj la oferta que estaba encima de la mesa, también entre ellos mismos. A esa hora, todo era incierto. Se hablaba, entre corrillos con parlamentarios, de la posibilidad de que los morados se abstuviesen. Es público que hay corrientes internas en el partido que han abogado por quedarse fuera del Gobierno. Otros, consideran que una consejería era aceptable. Y algunos militantes creen que Podemos podría haber reclamado más peso y presencia en consejerías políticas. Cuarenta minutos después, los equipos de PSN y Geroa Bai volvían a la mesa, de la que no se levantaron hasta las 15.06 horas, ya con acuerdo y con el encaje de Podemos solucionado en forma de una consejería de nueva creación con más atribuciones.

Era el propio Eduardo Santos, secretario general de Podemos, el que restaba importancia al atisbo de polémica en una comparecencia conjunta con Chivite y Barkos. “Las negociaciones nunca se alargan más de lo debido, o llegan a buen puerto no”, razonó, con lógica política, antes de agradecer el tono a PSN y Geroa Bai y asegurar que la valoración es “muy positiva”, en la medida en la que daban cumplimiento a las peticiones internas y de que se respetaba su peso. Barkos, por su parte, apuntaba al reto de conseguir la mayoría necesaria en la investidura y celebraba la propuesta de estabilidad plural y con vocación de convivencia. Y Chivite consideraba que el acuerdo de ayer es una buena noticia “para las fuerzas progresistas y de izquierdas”.