pamplona - La controversia abierta sobre los recibimientos a los presos de ETA que abandonan las cárceles sigue sumando nuevas voces. En este caso, la del portavoz de Sare, Joseba Azkarraga, que ayer instó a “reflexionar” al mundo de la izquierda abertzale sobre si esos ongi etorris “pueden crear más dolor en cualquier víctima de la violencia”. El mensaje lanzado por Azkarraga, que pone voz a la plataforma ciudadana que capitaliza la reclamación de parte de la sociedad vasca para dar un cambio de 180 grados en la política penitenciaria, llamó a “evitar que esa alegría que se expresa por parte del núcleo familiar (del preso) pueda colisionar con el sentimiento de las víctimas”.

Los recibimientos a presos están copando buena parte de la atención política del verano, con una izquierda abertzale que por boca del coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ya ha advertido que no detendrán esos actos. Frente a ellos se sitúa el resto de partidos vascos, que apelan a poner fin a los ongi etorris por resultar una ofensa a las víctimas. Aunque sin entrar en el plano judicial, pero sí en el ético, mismo parecer comparte el Gobierno vasco, que esta semana alzó la voz para reclamar a Otegi que cese la “ostentación pública y política” de esos actos. Azkarraga, en una entrevista en Radio Euskadi, no dudó en responder ante lo que considera un “tema muy complejo”. Así, y a la vista de los llamamientos por parte del PP, Ciudadanos o la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) a la Audiencia Nacional para que mire con lupa esos actos por si fueran constitutivos de delitos como enaltecimiento del terrorismo “bajo la apariencia de actos familiares”, el portavoz de Sare explicó que “hasta el momento”, las instancias judiciales han exigido en sus pronunciamientos ante las denuncias presentadas que necesariamente debe existir “un dolo o enaltecimiento del preso” para proceder a actuar. Es por ello que la Justicia ha archivado en el pasado “la inmensa mayoría” de las denuncias al entender que “entran dentro del ámbito de la libertad de expresión”, sostuvo.

Esta argumentación en cuanto al plano judicial no es óbice para que Sare se sume a las voces que reclaman cierta moderación al entorno de la izquierda abertzale, tras las peticiones en similares términos efectuadas recientemente por Eusko Alkartasuna -socio de EH Bildu- o el Foro Social Permanente. Este último resaltó que los ongi etorris “ponen en peligro los consensos existentes” sobre los presos y recomendó explorar la vía de desarrollar esos recibimientos “en espacios cerrados” para que no acaben en los tribunales, como ha sucedido tras los recibimientos de José Javier Zabaleta, Baldo, y Xabier Ugarte Villar, uno de los secuestradores de José Antonio Ortega Lara, celebrados en Hernani y Oñati. Sean en recintos abiertos o cerrados, Azkarraga consideró que este tipo de actos, que “no son homenajes sino recibimientos”, pueden crear “más dolor en cualquier víctima de la violencia, por lo que “hay que reflexionar y evitar que esa alegría que se expresa por parte del núcleo familiar o de las amistades pueda colisionar con el sentimiento de las víctimas. Hay que aportar en positivo”, concluyó.

solución Convertido en un asunto que puede abrir profundas grietas en el plano político entre los partidos vascos, e incluso impregnar negativamente en los pasos dados en la convivencia, Azakarraga consideró imprescindible “hablar más con las víctimas” para saber “qué es lo que exigen, y utilizar menos su nombre para arremeter al contrario. Busquemos la solución entre todos sin utilizar a las víctimas como arma arrojadiza”, enfatizó.

Multas a los ayuntamientos

Reforma legal. El Gobierno prepara una reforma de la ley de Reconocimiento y Protección a las víctimas del terrorismo para que se multe a aquellos ayuntamientos que permitan recibimientos a expresos de ETA. El delegado el Gobierno en Euskadi, Jesús Loza, aseguró que existe “preocupación” por los ongi etorris y reconoció la dificultad de actuar en algunos casos, si bien avanzó que cuentan con un borrador de la reforma ante lo que consideró “manifestaciones palmarias del odio que todavía persiste”. Por último, afirmó no tener “ninguna duda de la actitud y la voluntad” del lehendakari, Iñigo Urkullu, para zanjar esta cuestión.