pamplona - Han pasado casi cinco años desde que María Chivite se presentó a las primarias del PSN para ser candidata a la presidencia del Gobierno de Navarra. Entonces, con un partido en un momento muy delicado, anunció a este periódico que se proponía proyectar en su equipo una imagen y valores de “personas útiles, coherentes y sencillas”, en la aspiración de recuperar la confianza perdida en la ciudadanía. Cinco años después, tras una singladura complicada para sus intereses, Chivite es la presidenta del Ejecutivo foral, y ayer presidió antes de partir a Madrid a despachar con Felipe VI, un acto con el cuerpo directivo de su gobierno, esto es, titulares de consejerías y direcciones generales, para trasmitir hacia dentro y hacia fuera las líneas maestras del estilo de gobernanza que quiere para Navarra. En este denominado Encuentro de Dirección Pública del Gobierno, Chivite pidió a la primera línea de cargos de responsabilidad que trabajen por el bien común y el progreso de la Comunidad Foral. Dos conceptos muy amplios que la presidenta fue desgranando en su discurso, instando a “una gestión responsable, eficiente, transparente y sostenida jurídica y financieramente”. Chivite volvió a aludir a “una mayoría social” que “quiere políticas de progreso, que apuesta por la igualdad, la calidad de los servicios públicos, la cohesión social y territorial”. Mayoría que a juicio de la presidenta quiere también “un modelo innovador que sitúe a Navarra a la vanguardia, permita generar riqueza para poder distribuirla y achicar esas brechas tan dolorosas como son la salarial, la social, la generacional y la territorial”. Desde esa centralidad progresista, de carácter socialdemócrata, destacó además Chivite la importancia de la Agenda 2030 y los objetivos de Desarrollo Sostenible, “una hoja de ruta” de aquí a una década en la que la presidenta dijo “creer desde la convicción”. Asimismo, Chivite defendió la nueva estructura orgánica del Gobierno, “pensada para responder a los retos que tenemos como sociedad y acorde a las prioridades que el acuerdo de legislatura marca para las políticas públicas”.

Por último apuntó que quienes tienen la responsabilidad de aplicar esas políticas “deben hacerlo bajo los principios de la gobernanza europea: apertura y transparencia de la Administración, implicación de la sociedad civil en la toma de decisiones y eficacia y eficiencia para asegurar los resultados buscados”.

Todo ello desde “un cambio de paradigma”, según la presidenta, para el que “la innovación pública debe ser el motor”, mientras que “el compromiso debe estar con los retos, transformaciones y tendencias sociales como la internacionalización, la digitalización, el envejecimiento, la precariedad laboral o la migración”, indicó. Es decir, algunos de los retos apuntados por los consejeros en su toma de posesión, y que el Gobierno pretende abordar de forma transversal.