bilbao - La repetición de las elecciones generales ha provocado contratiempos en la comunidad autónoma que van más allá de los problemas de interlocución con el Gobierno español para abordar la negociación de las transferencias vascas o las obras en las infraestructuras. Las elecciones del 10 de noviembre coinciden con el Día de la Memoria, que se celebra todos los años en esa misma jornada y que esta vez, por lo tanto, tendrá que conmemorarse en otra fecha. En concreto, tendrá que aplazarse hasta después de la cita con las urnas. El Gobierno vasco no quiere que un asunto tan delicado entre en el barro de la pugna partidista de la campaña. El periodo electoral es ya de por sí especial, porque cuenta con limitaciones por ley que mantienen bajo mínimos la actividad institucional y restringen actos como la inauguración de obras.

La situación que se ha generado es un hito porque supondrá que el Ejecutivo vasco cambie la fecha por primera vez en una década. Pero no tendrá consecuencias dramáticas para esta jornada de recuerdo, porque no se cuestiona su celebración: el Gobierno vasco está iniciando contactos con los partidos para buscar una fecha alternativa y un formato de consenso, y no se prevén mayores fricciones. El acto tendrá lugar, pero el Ejecutivo de Urkullu quiere tomar la decisión de manera colegiada con los grupos y no por su propia cuenta para evitar que el asunto entre en el ámbito de la disputa política. No obstante, este aplazamiento sí tiene cierto simbolismo porque el Día de la Memoria no se instauró el 10 de noviembre por azar o por capricho, sino porque esa jornada era la única del calendario donde no se había producido ninguna víctima mortal. Hasta ahora, a lo sumo se habían tenido que adelantar otras jornadas, como el día europeo de las víctimas del terrorismo del 11 de marzo, para evitar que coincidieran con un fin de semana y los actos quedaran eclipsados.

El Día de la Memoria del 10 de noviembre se instauró en 2010. A medida que las instituciones dieron pasos para recordar otras realidades como el sufrimiento y el olvido padecidos por las víctimas de abusos policiales, la jornada pasó a honrar en general a los afectados por todas las violencias. Desde 2011, esta jornada rinde homenaje a las víctimas de ETA, los GAL, la extrema derecha, y los abusos policiales. El PP no termina de asumir esa realidad, y ya es una tradición que organice su propio acto para desmarcarse y recordar en exclusiva a las víctimas del terrorismo. EH Bildu sí participa en los actos, aunque en torno a esta jornada se producen también dinámicas en paralelo por parte de la izquierda abertzale. Etxerat, por ejemplo, reivindica a las víctimas del alejamiento, en referencia a los familiares y amigos que pierden la vida en la carretera al visitar a los presos.

Teniendo en cuenta, por lo tanto, que esta jornada se ha caracterizado desde 2011 por la falta de unidad, el Gobierno vasco quiere gestionar con delicadeza el escenario que se ha generado con la repetición electoral. Fuentes consultadas por DEIA aseguran que la única decisión que ha tomado el Gobierno vasco es no celebrar la jornada el día de las elecciones, ni hacerlo durante la campaña. Ahora mismo está buscando una solución que podría pasar por aplazarla, incluso, al año que viene, o repensar el formato del acto. Todo está abierto porque quiere alcanzar “el máximo consenso” con los partidos, con quienes está iniciando contactos. La decisión no la quiere tomar en solitario, para que no se convierta en un debate de campaña. No habrá probablemente ninguna pega para consensuar un acto, pero de esta forma se evita que partidos como el PP, ya de por sí distantes con la filosofía de esta celebración, encuentren una percha para desmarcarse un año más.

divorcio El Día de la Memoria se celebra en todas las instituciones vascas, desde el Gobierno hasta los ayuntamientos, pasando por el Parlamento de Gasteiz. En los dos últimos años, el acto principal de la jornada ha puesto el foco en la experiencia de los jóvenes y su deseo de que no regrese la violencia (con varios testimonios en el acto de Gogora en 2017), y en la petición de perdón del lehendakari ante el olvido que han padecido las víctimas por parte de la sociedad, en especial en los años setenta y ochenta, tal y como admitió el año pasado en Donostia.

La unidad es cada vez más difícil en torno al Día de la Memoria, y el Gobierno vasco no quiere dar pasos en falso que compliquen aún más la fotografía conjunta. El PP se ha desmarcado desde 2011 con el argumento de que la jornada se concibió para recordar a las víctimas del terrorismo, y cree que se intenta diluir con los abusos policiales, pero también recurre como justificación a que la izquierda abertzale no condena la violencia de ETA. En ese sentido, el PP está marcando perfil en las últimas jornadas ante EH Bildu por su apoyo a los actos de recibimiento a los presos a su salida de la cárcel, o por la exposición artística de Jon Bienzobas con cobertura municipal en Galdakao.