- La vida política de Navarra no se entiende sin la presencia de la Cámara de Comptos. La institución, símbolo como pocos del autogobierno de Navarra, contribuyó en los últimos años de gobierno de UPN a arrojar luz sobre cuestiones en las que reinaba la opacidad. Gracias al trabajo independiente de sus auditores, la ciudadanía navarra sabe cuánto pesa y por cuanto tiempo habrá que arrastrar la losa de los peajes en la sombra; cuánto vale un kilómetro de TAV; o la ruina de algunas privatizaciones de servicios públicos. Eso ha contribuido a que la ciudadanía perciba a Comptos como una institución popular, suya, en la que se puede confiar y que es un contrapeso al Gobierno de turno. No es casualidad que Comptos fuese, según el barómetro que la UPNA hizo al Parlamento en 2017, la institución foral mejor valorada.

En los últimos años, sus informes -centrados en concretar y explicar, pero también en hacerse entender y divulgar conocimiento- han marcado el debate y han servido para aclarar -y muchas veces desmontar- el mito de buen gestor de UPN. Comptos investigó desde los peajes en sombra y el circuito de Los Arcos (2010) hasta la operación Salesianos (2019), pasando por privatizaciones de servicios (2011), recortes (2012), la evaluación del Plan Moderna, el coste del aborto en la red pública o el fraude fiscal y las preferentes (2013), las participaciones de Sodena, las licencias de radio y Echauri Forestal (2014) y la ley Osasuna, el Canal de Navarra, el pabellón Navarra Arena y la comisión de Caja Navarra (2015).

Comptos siguió con su trabajo y, aparte de los últimos informes más polémicos -Iberdrola en 2016, Ultzama y Bardenas en 2017, expropiaciones de Oncineda en 2018-, protagonizó una polémica con el Tribunal de Cuentas, que cuando estaba regido por Ramón Álvarez de Miranda García quería entrar a fiscalizar las cuentas de Navarra, a la que llegó incluso a acusar de “desacato”. Nada nuevo bajo el sol, ya que desde la reincorporación democrática, el Estado ha querido sistemáticamente entrometerse en la fiscalización navarra. Asun Olaechea lo explicaba en una carta pública: “El conflicto ahora planteado no deja de ser sino una confrontación más, estéril y sin sentido, derivada de un nuevo intento del Tribunal de Cuentas de fiscalizar las cuentas de Navarra, desconociendo su régimen foral y la fórmula pactada en el Amejoramiento”.