- Mikel Irujo ve el acuerdo como punto de inflexión para la comunidad europea, debilitada tras las desigualdades que provocaron los recortes de la crisis de 2008. Esta vez, la dotación para paliar los efectos negativos será de 750.000 millones de euros, 390.000 en subvenciones y 360.000 en préstamos.

¿Cómo valora el acuerdo?

-Es muy positivo y supone una auténtica revolución en las políticas europeas. Por una parte, según distintos estudios, multiplica por cinco el dinero que se destinó al famoso Plan Marshall y, por otra, es la primera vez que la Unión Europea se va a endeudar, a pesar de que parecía impensable. Además, la mayor parte de las partidas serán subvenciones no reembolsables y con el objetivo de la transición digital y ecológica. Es una decisión muy valiente que marcará un antes y un después.

Aunque los estados miembros asumirán conjuntamente la deuda, Alemania, Países Bajos, Suecia, Austria y Dinamarca deberán aportar menos dinero que el resto gracias a los llamados cheques.

-Los cheques son una figura británica que nacieron en la época de Margaret Thatcher y se han mantenido. En cualquier caso, lo que hay que recalcar es que este acuerdo no hubiera sido posible sin el brexit.

¿Por qué?

-Porque nos ha demostrado que la Unión Europea puede acabarse en un momento dado. Entonces, los estados miembros han tomado conciencia de que la Unión es algo que cuidar y utilizar para adoptar medidas arriesgadas que beneficien al conjunto.

¿Hubiera sido posible alcanzar un acuerdo con el Reino Unido?

-Es una hipótesis, lo único claro es que, paradójicamente, el brexit ha reforzado la idea de Europa.

Algunos sectores de la izquierda temen que las ayudas puedan deribar en reformas de corte neoliberal, con más presupuesto destinado al sector privado que al público.

-El acuerdo todavía es político, lo que significa que aún tiene que pasar por el Parlamento y el Consejo Europeo. Una vez que se haya aprobado, será el turno de los estados miembros, con planes nacionales de recuperación. Hasta ahora el foco estaba puesto en Bruselas, pero en adelante deberemos mirar hacia Madrid para valorar el uso que el Gobierno central le vaya a dar a las ayudas.

Finalmente ningún estado tendrá derecho a vetar planes de terceros, tal y como pretendían los llamados países frugales. No obstante, la reestructuración de cada uno de los miembros deberá pasar por el Consejo Europeo, donde necesitará una mayoría cualificada de la cámara: el apoyo de 15 de los 27 miembros, siempre que representen el 55% de la población de Europa.

-Vivimos en una unión de estados y cualquier decisión debe pasar por su Consejo. En ese sentido, la decisión no debería pillar por sorpresa a nadie. Esta idea se había diluido desde la fundación de la Unión, y el acuerdo podría reactivarla.

España recibirá 140.000 millones, de los cuales 72.700 serán subvenciones y 67.300 préstamos. ¿Hay previsiones de las ayudas que recibirá Navarra?

-Todavía es muy pronto para estimar cifras, pero lo más probable es que Navarra y la CAV reciban algo menos de dinero porque, según la Comisión Europea, estas son las comunidades autónomas que menos se han resentido económicamente por la pandemia.

Además del plan anti-covid, también se ha pactado el marco financiero plurianual que establece las partidas presupuestarias destinadas al plan de innovación Horizon Europe

-La cumbre también ha sido positva en este sentido, pero, hay un aspecto económico y otro político criticable. En primer lugar, aunque el presupuesto de este plan es mayor que el actual, no es tan ambicioso como se podía esperar: la propuesta de 90.000 millones de euros se ha quedado en 76.000 millones. En segundo lugar, en el documento solo se menciona una vez a las regiones. Somos quienes ejecutamos las medidas, pero parece que ni existimos. Nuestra voz debería escucharse mucho más en Europa.