- El Gobierno de Navarra va a dar hoy el pistoletazo de salida a la negociación presupuestaria con la aprobación del techo de gasto no financiero para el ejercicio de 2021, el primero que notará los estragos de la pandemia.

Se trata del paso inicial para configurar las Cuentas, algo así como el armazón económico sobre el que se sustentarán las partidas y compromisos para el año que viene, y que pese a la caída de los ingresos -calculada por el departamento de Hacienda en 538 millones- mantendrá el carácter expansivo de los ejercicios anteriores. Esto significa que continuará una tendencia al alza que garantice una salida de la crisis con inversión pública y mantenimiento de los servicios públicos, sin los recortes por los que se optó en la última crisis financiera. A falta de los detalles que se conocerán hoy, el techo de gasto cuenta con el visto bueno de los organismos de control -la Airef- y no incluye los fondos europeos que llegarán a Navarra -bien posicionada en digitalización y empleo verde-, pero que todavía están por definir.

De normal ya es difícil definir el techo de gasto, pero la pandemia lo ha complicado todo un poco más: ha provocado un escenario tan volátil en las previsiones que es casi imposible para los técnicos hacer nada definitivo. Pero hay dos aspectos que influirán en las Cuentas. El primero, la suspensión de las reglas fiscales decretada por el Ministerio de Hacienda. Desde las leyes de austeridad de 2012, todas las administraciones debían fijar con celo no incumplir algunos de los requisitos como déficit, deuda o regla de gasto. Ahora se suspenden temporalmente para no ahogar a las comunidades autónomas, pero con recomendaciones. La deuda de hoy es el lastre de mañana, de ahí que Navarra y el Estado hayan pactado un objetivo de déficit límite del 2,2%. Es un marco orientativo, un recurso de hasta 450 millones en caso de que sea necesario. Navarra espera no tener que recurrir al máximo de deuda, y lo hace con vistas a unos datos que hay que coger con pinzas, pero que permiten ser prudentemente optimistas. La economía de la Comunidad Foral, industrializada y con mucho protagonismo de la exportación, se parece más a la de los países europeos donde el golpe económico por el virus es menor que a la del resto de países de servicios, también España. De momento, las exportaciones se mantienen y el pulso industrial -liderado por Volkswagen y su empresa auxiliar- tira, con tercer turno y buena carga de trabajo. Por tanto, el margen sobre la deuda y la esperanza de que el golpe económico sea menor ha influido en el techo de gasto.

Ahora, lo siguiente es que el Gobierno se ponga a trabajar en la fijación del techo de gasto por departamentos. Y, en cuestión de días o pocas semanas, la negociación se trasladará de lleno a los grupos. Ya han empezado los contactos con los socios, y la voluntad va a ser ahora la misma que la que fue el año pasado: abrir a todos los grupos del Parlamento las conversaciones. Eso implica que se harán citaciones directas y públicas tanto a Navarra Suma como a EH Bildu. El año pasado, el del estreno del Gobierno, la incógnita era ver qué actitud iban a adoptar los grupos de oposición ante la invitación de un Ejecutivo en minoría. Pronto quedó claro que la voluntad de Navarra Suma era autoexcluirse en la oposición frontal. Y, lejos de suavizarse con el paso del tiempo y una situación extraordinaria que supera el partidismo -la pandemia-, hoy la derecha está más enfrentada al Gobierno que nunca, con Javier Esparza pidiendo la dimisión de la consejera de Salud y recurriendo al insulto personal contra el portavoz socialista en el Parlamento, Ramón Alzórriz, al que llamó “macarra del tres al cuarto”. EH Bildu se ha desmarcado de ese tipo de oposición y mantiene disposición negociadora siempre que se aseguren los ingresos propios. La fiscalidad será el siguiente debate durante este otoño.