Navarra contará el próximo año con un presupuesto público de 4.464,6 millones. A falta de concretar el reparto por departamentos, y pese a la caída de la recaudación de los últimos meses, el Gobierno foral mantiene la política expansiva y consolida los incrementos de la inversión aprobados los últimos cinco años. Navarra contará así con 1.000 millones más de presupuesto que el último Gobierno de UPN, lo que supone un incremento del 30% en la capacidad de gasto de la Administración pública.

La reforma fiscal de 2015 y la progresiva mejora de la economía han permitido incrementar la recaudación de la Hacienda Foral estos últimos años y, al mismo tiempo, equilibrar las cuentas públicas reduciendo el déficit y el endeudamiento. Una herencia que permite afrontar la situación actual con la suficiente solvencia financiera como para sostener el presupuesto a través de la deuda sin necesidad de ajustes dramáticos.

El techo de gasto presentado esta semana consolida así la tendencia de años anteriores, e incluso aumenta en 208 millones el presupuesto aprobado el pasado febrero (un 5% más). No obstante, si se tienen en cuenta las distintas ampliaciones presupuestarias aprobadas a lo largo de este año para hacer frente a la pandemia, la cifra final del presupuesto de 2021 es prácticamente la misma que el gasto previsto para este 2020, lo que apunta a una continuidad centrada fundamentalmente en responder a las consecuencias sanitarias y sociales que ha generado la covid-19.

Se mantiene así la política expansiva iniciada con el cambio de Gobierno de 2015, y que pretendía dar respuesta a los recortes de la legislatura anterior, en la que los presupuestos se mantuvieron prorrogados tres años consecutivos (2012-2015). Este incremento, que el Ejecutivo salido de las urnas en 2019 ha elevado en otros 400 millones en apenas año y medio, se ha centrado fundamentalmente en el gasto de personal, que desde 2015 ha crecido un 32% hasta los 1.500 millones anuales (365 millones más al año). Por áreas, Salud, con 317 millones más al año, y Educación, con 121 millones más, son los departamentos que mayor incremento han tenido en este tiempo.

Esta tendencia se mantendrá también en próximo ejercicio. El Gobierno foral se había marcado como línea roja los recortes presupuestarios que, tras la mejora de las previsiones de la recaudación y el mayor margen de déficit permitido por el Estado, no serán necesarios. Los datos de ingresos tributarios para este año son malos (una caída del 13,3%, 538 millones menos) pero no lo son tanto como parecía en primavera. El departamento de Hacienda confía además en un rebote de la actividad económica en los próximos meses que tenga un efecto positivo en la recaudación.

Todo se fía así a la emisión de deuda pública, que solo en 2020 va a crecer un 12,5%. Este año serán necesarios 415 millones de deuda para cuadrar las cuentas públicas, lo que elevará el endeudamiento total hasta los 3.712 millones. La cifra volverá a crecer en 2021 para cubrir los 460 millones de descuadre presupuestario. Lo que dejará el déficit disparado y el endeudamiento en máximos históricos.

Sin reforma fiscal Un problema que en cualquier caso queda para dentro de un año. Los presupuestos miran por ahora al corto plazo, y lo hacen con la política tributaria guardada en el cajón. Aunque no se descartan algunas modificaciones puntuales y la supresión de algunas deducciones -EH Bildu y Podemos, y en menor medida Geroa Bai, reclaman una reforma fiscal que acompañe al presupuesto-, la consejera de Hacienda ya ha avanzado su rechazo a abrir la puerta de los ingresos. No habrá cambios de calado en los impuestos.

La prudencia se impone en el Gobierno foral, que considera que en las circunstancias actuales no hay mucho margen para aumentar los impuestos. Queda por ver además qué hace el Estado en sus propios presupuestos, para los que ya ha avanzado algún cambio en la tributación indirecta. El IVA de algunos productos básicos y el de los servicios sanitarios privados podrían sufrir cambios que indirectamente redunden en beneficio de la Hacienda Foral. Navarra no tiene competencia en los impuestos indirectos, por lo que deberá aplicar lo mismo que en el régimen común.

Al apartado de las incertidumbres se añade también la aportación de Navarra al régimen común, cuyo cálculo quinquenal sigue aplazado, o el efecto que las nuevas transferencias (Tráfico, sanidad penitenciaria, Ingreso Mínimo Vital) puedan tener en el conjunto del presupuesto. Cifras que deben acabar de cuadrar unas cuentas que todavía tienen que superar el trámite presupuestario, y a las que más adelante habrá que sumar los fondos europeos si, como parece, llegan a partir primavera.

Se impone por lo tanto la sensación de provisionalidad en todo lo relativo a la política presupuestaria, sujeta a una modificación permanente como ya ha ocurrido este año. El margen no obstante es cada vez más estrecho. Ya no hay superávit para sostener el gasto, ni la deuda puede ser un recurso eterno. Entre otras cosas porque la Ley de Estabilidad Presupuestaria y el artículo 135 de la Constitución, aprobados para garantizar la austeridad de las administraciones autonómicas, solo están temporalmente en suspenso.

Queda la incógnita de qué ocurrirá a partir de 2022, momento al que por ahora se retrasan todas las decisiones importantes. Porque pese al optimismo con el que se han diseñado las cuentas públicas del próximo ejercicio, no está claro todavía que la economía vaya a ser lo suficientemente robusta como para sostener le presupuesto sin necesidad de ajustes añadidos, ni que UE vaya a mantener abierto el grifo de la financiación pública sin contrapartidas. Europa, hoy generosa en el reparto de fondos para la reconstrucción económica, antes o después volverá a exigir rigor fiscal y presupuestario.

-13,3

Según los cálculos de Hacienda, la recaudación caerá este año un 13’3% sobre el presupuesto inicial. Eso supone 538’6 millones menos en ingresos, que se van a compensar en su mayor parte con deuda pública (415 millones). El resto se financiará con el superávit del año anterior.

11

En lo que va de año la inversión pública del Gobierno de Navarra se ha disparado un 11%, en su mayor parte para hacer frente a las necesidades sociales, económicas y sobre todo sanitarias provocadas por la crisis de la covid-19. A 31 de agosto la Administración foral había invertido 2.860 millones, 285 más que en el mismo periodo del mismo anterior. La previsión del Gobierno es cerrar el ejercicio de 2020 con una inversión pública total de 4.435,8 millones. Son 179 millones más de los presupuestarios, y 330 más que el año pasado.

12,5

Aunquel superávit ha permitido sostener el impacto de la pandemia, el Gobierno foral tendrá que volver a recurrir este año a la deuda pública para cuadrar su presupuesto. Son 415 millones de financiación externa, que implican un incremento del endeudamiento de la Comunidad Foral del 12,5%, hasta los 3.712 millones.

4,98

El Gobierno de Navarra mantiene su política expansiva del gasto para el próximo año. El presupuesto alcanzará los 4.464,6 millones, un 4,98% más que el presupuesto de este 2020. No obstante, si tenemos en cuenta las modificaciones presupuestaria aprobadas durante el presente ejercicio, el presupuesto de 2021 será muy similar al gasto no financiero previsto para este año, que será de 4.435,8 millones.

El Gobierno foral confía en una evolución positiva de la economía durante 2021 que permita un repunte de la recaudación del 7,7%