El debate de las enmiendas parciales a los Presupuestos no solo ha vuelto a poner de manifiesto la buena sintonía del bloque progresista, que ha alcanzado un pacto conjunto para sacar adelante 239 enmiendas por valor de 10 millones. También es el último ejemplo palpable de la pérdida de protagonismo político de Navarra Suma, que va a ver cómo el Gobierno foral va a rechazar prácticamente una a una las 242 enmiendas que ha presentado para su debate entre el 14 y el 18 en comisión parlamentaria.

La Hacienda Foral ya se encuentra preparando los argumentos para oponerse a las enmiendas parciales de la derecha, que no cuentan con financiación y llegan después de haber ofrecido durante semanas un cheque en blanco a unos Presupuestos que ahora resulta que hay que cambiar de arriba abajo. Un comportamiento errático que evidencia un desnorte en la estrategia política de Javier Esparza, al que el Gobierno le hará saber el miércoles -tras una sesión extraordinaria para fijar la posición de cara al debate de las enmiendas- que no puede pretender cambiar ahora vía enmiendas parciales todo lo que no ha querido negociar durante las reuniones mantenidas con el Ejecutivo.

ni en navarra ni en madrid En cualquier caso, se trata del último síntoma de la falta de protagonismo creciente de la derecha no solo en Navarra, sino en prácticamente todos los escenarios políticos en los que participa. En la Comunidad foral, las posiciones maximalistas y los vetos a EH Bildu han dejado a Navarra Suma sin margen de influencia en los Presupuestos en los que, precisamente, más se podía participar. Y son ya seis años sin tener nada que decir en ellos, con todo lo que eso implica. Además, el aislamiento de la derecha en un discurso duro y anclado en el pasado ha cohesionado al bloque progresista, formado por PSN, Geroa Bai, EH Bildu, Podemos e I-E, que suman 30 escaños, mayoría absoluta muy holgada que augura la posibilidad de desarrollar políticas de izquierdas en Navarra durante los próximos años.

Un escenario similar al que vive Navarra Suma en el Congreso. Los Presupuestos Generales del Estado (PGE) han sido la ocasión para volver a ver la cara más pobre de la derecha navarra. Mientras el PNV y EH Bildu han arañado importantes inversiones para Navarra en las Cuentas diseñadas por PSOE y Unidas Podemos, los dos diputados de UPN ni siquiera se han reunido con el Gobierno central.

Esta pérdida de protagonismo empieza a preocupar a sectores empresariales y económicos afines a la derecha sociológica navarra, que ven que la coalición de derechas ya no es un instrumento político útil. Algo que señala, irremediablemente, a la necesidad de replantear el futuro de la coalición, más apagada que nunca por la crisis que atraviesan todos sus integrantes, desde UPN -que ve que la distancia sobre sus competidores se acorta-, al PP -recolocándose en Madrid y reducidos a una cuota en Navarra- y Ciudadanos -prácticamente fuera del escenario político tras su fracaso negociador en Madrid-.

Posición del Gobierno. El Gobierno ha interpretado el registro de las enmiendas parciales de Navarra Suma como un movimiento oportunista tras semanas en las que se han centrado en exigir un veto antes que participar en la redacción de los Presupuestos. La Hacienda ya prepara las respuestas para rechazar casi todas las 242 enmiendas de la derecha.