o es habitual ver a un político asumir sus errores. Lo más normal es que, cuando se mete la pata, se trate de escurrir el bulto con excusas inverosímiles. Por eso no deja de ser curioso ver cómo, de cuando en cuando, un parlamentario entona el mea culpa en público, desde el atril del Parlamento. Este jueves fue el turno de Navarra Suma, que no es demasiado dado a asumir errores. Pero el que cometió fue tan explícito que era difícil ocultarlo.

Por resumir: la derecha, en la búsqueda frenética de la polémica, enmendó hasta los topes la Ley de Tasas, pensando que la reforma propuesta por el Gobierno implicaba una subida de las mismas. Pero no se dio cuenta hasta el último momento de que se trataba de un cambio puramente técnico -que las tasas pasan a ordenarse de departamentos a materias-, por lo que Navarra Suma acudió al registro deprisa y corriendo para retirar las 17 enmiendas presentadas. Ya era relativamente tarde: no se habían tramitado para comisión, pero sí que forzó a los servicios de la Cámara a trabajarlas en su archivo, calendarización, traducción... es decir, que las ganas de la derecha por buscar una polémica hicieron que los funcionarios tuvieran que trabajar más; obligaron a Navarra Suma a pedir perdón públicamente; y a tener que aguantar que el resto de grupos tildara la oposición de los de Esparza como "de chuletilla". Es decir, a peso, como si las enmiendas fueran lonchas de carne y el Parlamento una carnicería, donde la oposición puede hacerse un poco a ojo.

La encargada de tragarse el sapo fue Marta Álvarez. Ni Javier Esparza, que fue el firmante de las enmiendas; ni María Jesús Valdemoros, número dos del grupo de la derecha y portavoz económica. Álvarez fue la que tuvo que hacer el trabajo sucio de reconocer el error. Intervino apenas unos minutos y desde el escaño.

"Es lo que pasa cuando vas al Parlamento como quien va a la carnicería, a peso", reflexionó Mikel Asiain, de Geroa Bai. "Menudo papelón le ha tocado, señora Álvarez, y menuda metedura de pata. Aunque mejor un día rojo que cien colorado", reconoció Adolfo Araiz, de EH Bildu. "Les honra reconocer el error, han hecho del difama que algo queda oposición", cerró Ainhoa Unzu, del PSN. Finalmente, el cambio en la Ley de Tasas salió por unanimidad y el episodio refleja cómo la búsqueda incesante de la polémica puede llegar a veces al ridículo.