Natural de El Aaiún, en el Sáhara Occidental, tiene 69 años. Nació español. Siendo estudiante de bachiller, en 1970, la sublevación de Zemla, reprimida por la Legión española, fortaleció la posición favorable a la descolonización. Breica estudió Derecho en la Complutense, pero no concluyó la carrera. Tras la Marcha Verde se incorporó al Frente Polisario. Llegó a Argel el día de los acuerdos tripartitos de Madrid, el 14 de noviembre del 75. A partir de entonces, comenzó a trabajar para el Comité de Relaciones Exteriores. Dentro del largo periplo acumulado por las rotaciones que decide el Polisario, hace año y medio vino a Navarra.

¿Qué es Navarra para ustedes?

-Es muy importante. De aquí han partido muchas declaraciones institucionales a favor de la causa saharaui y también hay un apoyo por parte del Gobierno. Una partida anual de 320.000 euros que van a los campamentos de refugiados, y un Intergrupo parlamentario, ‘Paz y Libertad en el Sáhara’, muy activo. Tenemos también varias asociaciones a favor de la causa saharaui.

Ahora Marruecos y Sáhara vuelven a estar en guerra, 30 años después del alto el fuego.

-El 17 de noviembre Marruecos violó el alto el fuego en la brecha del Guerguerat, en el extremo sur del Sáhara Occidental. Los marroquíes habían pedido en 2001 a Naciones Unidas abrir ese paso y asfaltarlo. El Consejo de Seguridad dijo que no, porque eso violaría el alto el fuego. Marruecos no lo asfaltó, pero abrió un camino hacia Mauritania y por ahí transitaban muchos camiones que llevaban productos del Sáhara Occidental hacia los países subsaharianos. En 2016 los marroquíes quisieron de nuevo asfaltar la ruta. Intervino el Consejo de Seguridad, los marroquíes volvieron atrás y el Polisario también se retiró. El año pasado los saharauis dijimos basta ya, los marroquíes no pueden transitar por ahí. Los marroquíes intervinieron militarmente, manu militari, con mil soldados y doscientos tanques, y dispersaron a las 65 personas que se manifestaban. El Polisario lo consideró una violación del alto el fuego. Desde entonces, los saharauis reiniciamos las hostilidades. Como se sabe, Marruecos ha construido un muro en el Sáhara Occidental de 2.700 kilómetros, que la divide diagonalmente, y ahí tiene instalados más de 100.000 soldados marroquíes, con todo tipo de armamento, y minas antipersonas y antitanques, se calcula que hay 7 millones a lo largo del muro.

Hablar del conflicto es hablar del referéndum no celebrado.

-La guerra que duró 16 años es la que forzó que hubiese un plan de arreglo. Las Naciones Unidas intervinieron y llegó un plan de paz, que establecía la elección entre independencia o integración en Marruecos. Una gran concesión por parte del Frente Polisario, porque España es la potencia administradora hasta hoy, de iure, desde el punto de vista del derecho internacional. Aceptamos el referéndum en septiembre de 1991. Desde esa fecha estamos esperando que se celebre. El problema es la indiferencia del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que no ha querido presionar. Francia apoya a Marruecos en ese Consejo.

¿Qué le pide el Polisario a España?

-España debe asumir la responsabilidad de lo que es una potencia administradora. Trabajar para que haya un referéndum en el Sáhara Occidental, y apoyar el derecho del pueblo saharaui a la autodeterminación. Ese es el compromiso que dio España a Naciones Unidas. Y esa es la promesa que no ha cumplido hasta este momento.

Les molesta el término realpolitik.

-Claro, el alto el fuego se ha aprovechado para diluir la causa saharaui, para que no se hable del referéndum y Marruecos gane el pulso a cualquiera que interviniera. Treinta años esperando que haya un referéndum.

Cuando se lanza una guerra siempre se dice que es inevitable. ¿De verdad que no hay otra solución?

-Imagínese esto. Los saharauis llegamos a los campamentos expulsados por los marroquíes a finales del 75. Desde entonces son casi 46 años. Nosotros, sinceramente, tenemos fe en la paz, queremos resolver ese problema pacíficamente, y nadie más que los saharauis desea la paz, porque somos un pueblo pequeño, que ha sufrido mucho, que vive en los campamentos de refugiados en Argelia todos estos años. ¿Qué ha pasado desde 1991? Ya no se habla del referéndum, Marruecos impone el hecho consumado, los diferentes enviados de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental dimiten y no resuelven el problema, se diluyen las resoluciones y finalmente sucede un hecho en contra del pueblo saharaui sin perspectivas de ninguna solución. ¿Qué otro remedio ha quedado a los saharauis?

¿España se ha lavado la conciencia con la ayuda humanitaria?

-La situación es muy difícil. Siempre hemos pensado que la solución tiene que ser política, y los saharauis tienen que volver a su territorio. Mientras eso no tenga lugar, la ayuda humanitaria es muy necesaria. Constatamos que en la ciudadanía hay un gran apoyo a la causa saharaui, y ese apoyo es importante para los saharauis. La llama de la solidaridad está siempre viva, y también es un recuerdo a los diferentes gobiernos en España de que hay una ciudadanía que se preocupa por los saharauis.

¿Qué puede pasar ahora?

-El reinicio de las hostilidades ha creado esta situación que estamos viviendo. Marruecos ha buscado la legitimación de la violación del alto el fuego. Fue a Trump, para que le reconociera la soberanía sobre el Sáhara. A partir de ahí quería que los europeos le siguieran. Alemania convocó el Consejo de Seguridad y se manifestó en contra del reconocimiento de Trump, considerando al Sáhara como una cuestión de descolonización. Biden ha agravado el problema a Marruecos, que se ha quedado en una posición muy débil. Además, la Unión Africana pidió negociar con el Frente Polisario. Marruecos cortó los contactos con los alemanes y después vino lo del presidente Gali, la perla que buscaba Marruecos para presionar a España para que le reconozca la soberanía. Y como no quiso, vino la presión en Ceuta.

La derecha española es proclive a entenderse con Marruecos.

-Las relaciones entre Marruecos y España son muy complicadas, porque Marruecos siempre ha chantajeado con la inmigración, el terrorismo, y el tráfico de drogas. Marruecos está violando la legalidad internacional. Esto no puede ser, no puede someter la legalidad a sus designios, sino todo lo contrario. Cuando se lo hagan comprender los europeos se resolverá el problema.

“¿Qué ha pasado desde 1991? Ya no se habla del referéndum, Marruecos impone el hecho consumado”

“La solidaridad, muy necesaria, también recuerda a los gobiernos que hay una ciudadanía que se preocupa por los saharauis”