“Las direcciones de Hacienda están formadas por técnicos, pero tienen ideología. Aquí todos tenemos ideología”, afirma Javier Onieva, que en sus casi cuarenta años trabajando para la Hacienda Foral se ha sentido a menudo voz en el desierto, “aunque a veces se consiguen cosas”, matiza.

La lista de morosos que se publica anualmente debería corregir el sesgo clasista sobre el fraude.

-Exactamente. Esta lista se hizo principalmente, yo estuve en esa negociación, como medio de coacción para que los grandes deudores tuviesen una reclamación social. Que la sociedad les demandase publicando lo que debían y si sentían esa presión, ponerse al día o intentar solucionar las deudas.

Muchos nombres se repiten.

-Socialmente, aparte de la noticia al día siguiente de que está fulanito o zutanito, las empresas no notan la indignación social, que no la hay. Y la gente empieza a darse cuenta de que cada año los que aparecen son los mismos.

Eso produce un efecto rebote, de impotencia de la Administración.

-La gente se pregunta qué pasa con la Administración cuando ve por ejemplo la sociedad que hizo el circuito de Los Arcos, Construcciones Samaniego, que figura con tres millones. Sabes que sacaron 50 millones con las obras del circuito, que nada más acabarlo cerraron y dejaron tres millones de IVA, y el Departamento de Recaudación no es capaz de cobrarles. Eso crea una imagen de impotencia. Para mí, que he estado dentro, es una de las cosas en que nos hemos reivindicado pocos. En Navarra, los técnicos y gestores de Hacienda, aparte de hacer su trabajo divinamente, no se preocupan por intentar mejorar o incluso asesorar para cambiar la legislación que impide poder cobrar a esta gente. Yo echo mucho en falta en Navarra un sindicato como Geshta en el Estado, que aquí no lo veremos nunca porque el ambiente y lo que hay dentro de Hacienda, la estructura que se ha formado desde los años noventa con estos directores que crearon la forma de trabajar, se ha establecido que sacas la oposición, trabajas en el ámbito de control presupuestario y de contabilización de los ingresos y punto.

¿Tiene algo de razón el imaginario de que la Administración pone más los ojos en el pequeño contribuyente que en el grande?

-Totalmente. La gestión tributaria y de recaudación se basa en el mediano y el pequeño contribuyente. Mire, en mi trayectoria profesional yo habré hecho sin exagerarle 70.000 diligencias de embargos de cuentas a contribuyentes. Bueno, pues más del 95% son a pequeños contribuyentes, a autónomos con pocos ingresos, pero que han dejado la declaración de renta sin abonar sobre todo porque les han retenido mal durante el año, y le sale a pagar mil euros y no tienen facilidades para pagarlos. En esta lista de morosos, el 40% del importe total de la lista de morosos son retenciones de los trabajadores, que se han hecho y no se han ingresado.

A veces hay que ser un detective para seguir el rastro del fraude.

-La mayor alegría es cuando he conseguido cobrar a gente de esta lista. Pero es un efecto mínimo. Se emplea demasiado tiempo en contestar a embargos que haces, la gente te llama, te dedicas un 80% del tiempo a explicar por qué se le ha quitado, a ver si no tiene dinero suficiente para levantárselo. A veces hacemos más labor de asistente social que lo que es luchar contra el fraude.

¿Qué le parece la presión fiscal sobre las empresas?

-Es mínima siempre que tengas un producto y lo vendas. Yo en mi actividad laboral lo que principalmente he visto es que las empresas que más se quejan de la presión fiscal en el fondo no funcionan, no venden bien sus productos y se dedican a tener sus beneficios defraudando. Eso a nivel social se dice muy poco. Esto de que las empresas como les suban los impuestos se van a ir, yo soy de la teoría, al menos aquí en Navarra, de que las empresas por el tipo que tienen ni vienen ni se van.

Es vocal de la Corporación Pública de Empresas de Navarra, tiene relación con las altas esferas.

-Sí, con la consejera de Hacienda, con la presidenta y con el consejero de Desarrollo Económico.

¿Qué se encuentra?

-Las actas son públicas, y ahí viene lo que yo les explico sobre mis criterios de funcionamiento en las empresas públicas y la Administración, y verán en las actas que no me responden. Me dicen que toman nota. En tres años solo he conseguido algún resultado en temas de personal.

¿Le han tentado desde la política?

-(Se ríe). La legislatura pasada estuve asesorando fiscalmente al grupo de parlamentarios de Orain Bai. Después de esa experiencia, creo que la política no está hecha para mí. Yo podré asesorar y colaborar, pero desde el punto de vista técnico.

SU FRASE

“Echo mucho en falta en Navarra un sindicato como Geshta en el Estado, que aquí no lo veremos nunca”