- El PP llegará al congreso que entronizará a Alberto Núñez Feijóo atrapado por su pacto con Vox en Castilla y León. La fuerza de ultraderecha ya empieza a marcar perfil y a introducir su posición ideológica en la coalición de gobierno que liderará Alfonso Fernández Mañueco con el impulso de la Ley de Violencia Intrafamiliar, concepto defendido por el partido de Santiago Abascal para contraponerlo al de violencia machista, del que reniega.

El presidente en funciones tuvo que salir ayer al paso a matizar que coexistirá con la ya presente Ley contra la Violencia de Género, justificando que la nueva norma que se aprobará tras el acuerdo con Vox “en nada modifica” la que fue “pionera” hace más de una década y que es “perfectamente complementaria” con el desarrollo normativo del plan. El propio Mañueco tuvo que reconocer que algunos de los aspectos del acuerdo han podido generar “al menos dudas”, pero “lo importante no son los nombres de las normas y sí las políticas”.

Para amansar las aguas aseguró que el decreto de Memoria Histórica y Democrática se mantendrá tal y como está actualmente, sin ser derogado o modificado como pretende la extrema derecha. El líder territorial del PP prometió que esta demanda ha quedado fuera de la alianza, planteando como eje genérico lo siguiente: “Reivindicar nuestra historia común, entendida como elemento integrador para la reconciliación, combatiendo cualquier intento de quienes tratan de utilizarla para dividir a los españoles”. Más allá, está por ver si la financiación para la localización de fosas comunes y exhumaciones que prevé la normativa estatal y autonómica se mantiene.

El PP se ha aliado en esta comunidad con un partido cuyo cabeza de lista, Juan García-Gallardo, sostuvo que existe “una inmigración con una capacidad de adaptación limitada” y señaló a las personas del norte de África como presuntas responsables de “violaciones en manada”.

La clave número 32 del pacto alude a promover “una inmigración ordenada que, desde la integración cultural, económica y social, y en contra de las mafias ilegales, contribuya al futuro de Castilla y León”.

La impronta de Vox se percibe en matices como el fomento de la educación “libre de adoctrinamiento ideológico”, tesis que reitera habitualmente la extrema derecha. En materia económica se alude a la “reducción significativa del gasto institucional superfluo y supresión del gasto público ineficaz, o que no redunde en el bienestar de los ciudadanos”.

El secretario general de Vox, Javier Ortega-Smith, avisa de que confía en que se “respeten” los acuerdos que reflejan el “mandato” de los electores, por los que la ultraderecha ostentará la vicepresidencia de la Junta, tres consejerías y la presidencia de las Cortes. “Creemos que, en la proporción que le corresponde a Vox, debemos asumir la función de gobierno y sus políticas deben ser las que le corresponden por ese mandato democrático”, añadió.

Por su parte, Mañueco tuvo que circunscribir el pacto a su autonomía, desligándolo del PP de Feijóo, excusándose en que responde a unas circunstancias concretas y es “aplicable a un momento y una comunidad determinada”. Mientras tanto, el líder gallego, ayer en Valencia de gira para presentar su proyecto a los afiliados, se limitó a afirmar que él no se estrena con un pacto con Vox. “No, no. Se estrenan los castellanoleoneses”.

En este escenario, la crítica que hizo Pablo Casado de esta alianza ante sus colegas europeos de centroderecha no ha gustado en el PP. Mañueco reconoció su “triste sorpresa” porque en el Comité Ejecutivo del partido, el todavía presidente le trasladó su respaldo “para negociar” con Vox y “continuar así con un gobierno de éxito”.

“Confío en que se respeten los acuerdos que reflejan el mandato de los electores”

Secretario general de Vox

“Yo no me estreno con un pacto con Vox. No, no. Se estrenan los castellanoleoneses”

Presidente de la Xunta