Tenían por objetivo exhumar los cuerpos de dos vecinos del valle asesinados en 1936, Balbino García de Albizu Usarbarrena y Gregorio García Larrambebere, cuando encontraron un total de diez esqueletos, todos con marcas de tiros en el cráneo. Ese era el secreto que guardaba la sima de El Raso de Urbasa y es que hasta marzo de 2013 siempre se creyó que allí estaban los restos de estas dos personas y los de un vecino de San Martín, Balbino Bados García. Sin embargo, cuando el equipo de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, del grupo de espeleología de Estella, de la Asociación de Familiares de Fusilados de Navarra (Affna36) y de familiares y participantes en el proyecto descendieron a la sima encontraron los cuerpos de siete personas más y otros hallazgos que han permitido saber cómo fueron asesinados.

Desde entonces, el objetivo de un centenar de personas, coordinados por Balbino García de Albizu Jiménez, ha sido lograr la identificación de esos restos anónimos y encontrar a sus familiares. La mejor manera de recuperar la memoria de los represaliados tras el alzamiento.

el inicio

Desde Améscoa

Los impulsores

Precisamente con ese objetivo los ayuntamientos del valle (Eulate, Aranarache, Larraona y Améscoa Baja) aprobaron una moción de marzo de 2012 de reconocimiento a las víctimas de la represión y pidiendo al Gobierno de Navarra que asumiera la exhumación e identificación, tal y como exige la ley. Tras esto, el nieto de Balbino García de Albizu Usarbarrena, que era miembro de UGT cuando fue asesinado, y el Ayuntamiento de Eulate impulsaron la exhumación. El Consistorio tomó esa iniciativa porque García no tenía descendencia y fue asesinado cuando era concejal. La apertura de la sima y la exhumación la tramitó Affna36, mientras que la Sociedad de Ciencias Aranzadi redactó el Plan de Intervención Arqueológica y exhumó los cuerpos de manera voluntaria, en un trabajo dirigido por Francisco Etxeberria Gabilondo y Lourdes Herrasti Erlegorri.

La exhumación se llevó a cabo, como se ha comentado, a finales de marzo de 2013. En la misma estuvieron presentes los familiares de Balbino García de Albizu Usarbarrena y la visitaron los alcaldes locales, entre otras personas. Fueron unos días de emociones a flor de piel, días de justicia y sobre todo días de homenaje a la memoria de estas personas.

Tras este trabajo colectivo, Aranzadi se llevó los cuerpos a su laboratorio y, en la zona, el nieto de Balbino García de Albizu, que lleva su nombre y primer apellido, mantiene una ardua tarea de investigación, comenzada años atrás y que tras el hallazgo de los diez cuerpos ha intensificado con resultados notables.

investigación

La identificación

Cinco ya se conocen y otros cuatro, en breve

En este momento, se conoce la identidad de otras dos personas, José Urbizu Berasategui, vecino de Zegama, y Narciso Artola Rázquin, de Etxarri-Aranatz. Además, por la presencia de este último se sospecha la identidad de otros cuatro convecinos suyos, miembros como él de la junta local de UGT de obreros y campesinos que fueron asesinados en el 36 y que murieron presuntamente junto a él. Hasta ahora se creía que los cuerpos de estas seis personas estaban en la sima de Otsoportillo. Si se confirma la nueva hipótesis, sólo faltaría saber a quién corresponden los huesos de una de las personas.

La identificación histórica y la localización de las familias de estas cuatro víctimas ha sido una tarea conjunta en la que, según indica García de Albizu, ha resultado fundamental el trabajo de Amaia Urkijo Artola, nieta de Narciso Artola. Actualmente, tres de las cuatro familias ya han confirmado que se realizarán las pruebas de ADN a fin de contrastar esta más que probable hipótesis y de encontrar así a sus familiares.

más información

Datos muy duros

Perros y una granada

La sima de Urbasa guardaba otras horribles sorpresas y es que, como explica Balbino García de Albizu, la investigación forense ha desvelado otros datos. “Han puesto de manifiesto hasta qué punto llegó la barbarie practicada sobre civiles no combatientes en la zona y exclusivamente por su ideología. Se ha sabido que en la sima convivieron cuatro perros que se alimentaron de los cadáveres y bebieron agua de los goteos de las paredes de la sima. Cuando no tuvieron más que comer se mataron entre ellos y se devoraron”, indica. Además, este investigador no duda de por qué había canes en Urbasa. “Como los perros, y menos cuatro, no se caen a las simas y si eso hubiera ocurrido habrían sufrido heridas graves o se habrían matado, no cabe otra deducción que la de que fueron bajados a la sima en sacos de arpillera para que devoraran los cadáveres. Y eso hicieron”, explica. Además a estos duros detalles se suma otro y es que cuando el equipo de Aranzadi descendió, encontró también una granada de mano que no llegó a estallar. Lo que no se sabe es si la tiraron antes o después de introducir a los perros.

un LIBRO

La investigación

Para que se sepa todo

Balbino García de Albizu Jiménez se encuentra inmerso en la finalización de un nuevo volumen de la serie Conociendo el pasado amescoano. En este tomo, el quinto, habrá un amplio capítulo titulado El matadero de Urbasa y dedicado a la sima de El Raso. En él se explicarán todos los pormenores de la verdad que ahora ha sido rescatada. Además, se desgranarán todos los detalles averiguados y se incluirán los datos que se conocen del 6 y 7 de septiembre de 1936 cuando en menos de 48 horas fueron asesinados, muy probablemente, al menos ocho de las diez víctimas encontradas en la sima de El Raso. De esta forma, se pone luz así a unos hechos silenciados desde que en septiembre de 1936 se oyeron disparos en esa zona. Desde entonces hasta marzo de 2013, poco más se había sabido.