madrid - El deterioro del medio ambiente no solo está provocando un calentamiento global, sino que está disminuyendo la edad de aparición de algunas enfermedades antes reducidas a la población anciana, como el Parkinson o el Alzheimer, u otras como la hiperactividad infantil, el asma, las alergias, las intolerancias alimentarias o diversos tipos de cáncer.

Lo que está ocurriendo es que “enfermedades más frecuentes que antes aparecían a una edad a partir de los 70 o 75 años ahora están apareciendo en gente más joven, incluso de entre 30 o 40 años”, subraya Pilar Muñoz-Calero, médico especializada en Pediatría, Neonatología, Estomatología y Adicciones, experta en Medicina Ambiental y presidenta de la Fundación Alborada e impulsora de la Cátedra de Patología y Medio Ambiente de la Universidad Complutense de Madrid.

Por tanto, los científicos están estudiando las causas y los efectos de este fenómeno en relación con la situación medioambiental. Según la médico, “una de las causas es el uso de multitud de sustancias pesticidas que, aunque en sí mismas no son tóxicas, algunas de ellas son alteradoras hormonales”. Así pues, estas sustancias pueden causar cambios en el ADN que llevan a problemas de estrógenos vinculados con el cáncer de mama o el de próstata.

“En nuestro organismo, los receptores de esos estrógenos no saben diferenciar los que son naturales de los que no lo son, por lo que provocan muchos problemas relacionados con enfermedades tiroideas”, declara Muñoz-Calero.

Todas estas sustancias, que se llaman xeniobióticos -compuestos de un estructura química que no existen en la naturaleza sino que han sido desarrolladas por el hombre en un laboratorio-, “son las que el cuerpo no las puede asimilar, por lo que sí tendremos que cuestionarnos, plantearnos y preguntarnos qué está haciendo todo esto en el organismo”, dice la doctora medioambiental.

enfermedades más tempranas Dado que se trata de sustancias “que no pertenecen a la vida y que el cuerpo no las puede convertir en proteínas, hidratos de carbono o en lípidos sino que de alguna manera el organismo las intenta eliminar y, de lo contrario, lo que hace es acumular su información”, explica.

“Lo que realmente están provocando estas sustancias es una alteración que hace que tengamos una preponderancia de todos los procesos inflamatorios degenerativos y crónicos, así como de hipersensibilidad que caracterizan todas estas patologías”, concluye Pilar Muñoz-Calero.

En el marco de las enfermedades emergentes, que según la médico son las más desconocidas y las más dañinas, “se encuentran la fibromialgia, síndrome de cansancio, autosensibilidad, o el tipo de patologías que son más desconocidas, aunque más frecuentes, que tienen que ver con la sensibilidad física”, apunta.

“Entre estas enfermedades se puede hablar de un nuevo paradigma que tiene unas características comunes, como son las que se refieren a enfermedades inflamatorias crónicas de hipersensibilidad”, añade.

Para la científica, otras dolencias como las maculares, que afectan al área central de la retina del ojo, “son patologías que se padecían en edades tardías y, sin embargo, se están adelantando en la edad, aparte de aumentar la frecuencia y la incidencia en su aparición”.

Ante esto, con el objetivo de reducir el impacto de estas sustancias en los humanos, hay que intentar adquirir más información de las consecuencias de los actos “aplicando el sentido común” que, dice, se ha perdido.- Efe