pamplona - Un vecino de Pamplona de 35 años de edad, A.S.M., ha sido condenado de conformidad en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Navarra a un total de 20 años de prisión por diez delitos de corrupción de menores y uno de pornografía infantil. El acusado, que estuvo tres meses en prisión preventiva al ser detenido en junio de 2017, cumplirá un máximo de seis años en la cárcel debido a que se le aplicará uno de los límites de cumplimiento previstos en el artículo 76.1 del Código Penal, que establece que el máximo de cumplimiento efectivo de la condena del culpable no podrá exceder del triple del tiempo por el que se le imponga la más grave. En este caso, al tratarse de varios delitos, el más grave está penado con dos años de cárcel, por lo que el triple, seis, será lo que tenga que pasar en prisión. La sentencia es firme.

Al encausado, que depositó antes del juicio 4.000 euros para indemnizar a las víctimas y se le aplicó por ello la atenuante de reparación del daño, se le impone una orden de alejamiento de las víctimas de 200 metros, así como una medida de libertad vigilada durante cinco años. La sentencia declara probado que el acusado, “con ánimo de satisfacer sus deseos libidinosos”, contactó desde el año 2016 y hasta junio de 2017 con chicas menores de edad a través de Instagram y Facebook a quienes les proponía quedar a cambio de dinero u otros regalos, bien para que le vieran masturbarse o realizarles tocamientos, así como para que le mandaran fotos desnudas de ellas”. En varios casos llegó a proponer que mantuvieran relaciones sexuales, aunque no ha quedado acreditado que consiguiera dicho propósito. Entre las víctimas figura una menor que solo tenía 13 años cuando ocurrieron los hechos.

Según relata el fallo, en la mayoría de las ocasiones el acusado utilizaba Instagram y Facebook para establecer un primer contacto con las chicas, ante las que se presentaba como fotógrafo de modelos. Por ello, insistía en pedirles fotos desnudas aunque conocía perfectamente que se trataba de menores de edad. La mayoría de las víctimas tenían entre 15 y 16 años y el procesado solía proponerles que le pusieran en contacto con otras amigas de esa edad para continuar con su dinámica perversa. Hasta en tres ocasiones, el acusado llegó a quedar en persona con las menores en lugares públicos de Pamplona o de las inmediaciones y les ofreció incluso alojarse en un hotel para seguir con la actividad delictiva. A una de las menores le llegó a pagar 3.000 euros por los encuentros y las fotos realizadas y en otro pagó 800 euros y compró un móvil a una chica de 17 años para doblegar su voluntad y que accediera a sus deseos, sin que llegaran a tener ningún contacto sexual. En una de las ocasiones, el acusado también compartió con otro hombre las fotografías que una menor le había enviado desnuda.

Cuando informó de su arresto, la Policía Foral explicó que los hechos se conocieron gracias a una investigación llevada a cabo por la Ertzaintza sobre esta misma persona, por motivos parecidos acontecidos en Vitoria. Un juzgado de la capital alavesa solicitó que se investigaran también en Navarra por si pudieran ser constitutivos de un presunto delito de corrupción de menores y tenencia de pornografía. Esa causa en Vitoria todavía está en fase de investigación y tiene otros investigados.

EL LLAMADO ‘GROOMING’ A raíz de esta operación, la Policía Foral expuso que este tipo de conductas, conocidas como grooming, son emprendidas por un adulto que trata de ganarse la confianza de los menores fingiendo empatía, cariño, comprensión, etc, a través de las redes sociales con el objeto de obtener beneficios sexuales. Gracias al anonimato que ofrece la red, suelen simular ser quienes no son, haciéndose pasar por ejemplo por un menor que comparte sus mismas aficiones, y para ello, utilizan fotografías falsas. Además, son capaces de ofrecer todo tipo de obsequios o regalos e incluso dinero, pudiendo llegar a concertar un encuentro físico y abusar sexualmente del o la menor.