pamplona - El Arzobispado de Pamplona, en la persona de su vicario judicial Carlos Ayerra, dio ayer un paso de cara a la galería -al menos esa sensación quedó entre los implicados- al recibir en su sede a Guillermo, víctima de abusos del padre Senosiáin en el Colegio de los Padres Reparadores de Puente la Reina en los años 70, y a Koldo, alumno del colegio diocesano El Puy de Estella, que ha denunciado ante la Guardia Civil los abusos en los 60 del sacerdote José San Julián Luna. Las dos víctimas se sintieron decepcionadas tras el encuentro por la falta de autocrítica -“dice el Arzobispado que no se sienten responsables, pero es que son empleados suyos”- y por la nula voluntad de contribuir a esclarecer los hechos. “No están interesados en sacar nada en concreto. Nos ha dicho que hay que esperar a la Justicia y que de ahí no iba a salir ni un solo dato. No les constaba nada de ese religioso (padre San Julián), salvo que luego vino a Pamplona y acabó como administrador de Fincas”, explicaba ayer Koldo, que cuestionó la versión del vicario. “Le he dicho que tenía que haber un archivo a mano y de cuando los alumnos de 16 años le corrieron a hostias hasta la carretera de Estella. Y el vicario me ha dicho que no tenían nada en el archivo y ha sugerido que pudo haber pedido él mismo el traslado... En fin, cuando uno funda el colegio El Puy y pone dinero para hacerlo, no parece muy lógico que abandone su proyecto de la noche a la mañana”, expuso Koldo sobre la cita. Concluye que “es totalmente imposible que no tengan ninguna referencia anterior del padre San Julián. Fueron muchos años y fuimos muchas las personas afectadas a las que nos destrozó la vida”. El responsable del Arzobispado expresó que este era el primer caso de abusos denunciado en Navarra, aunque luego haciendo memoria “ha hablado de un caso ocurrido hace años que se resolvió por la vía civil”.

Por su parte, Guillermo, víctima del abusivo trato del padre Senosiáin en los Padres Reparadores de Puente la Reina, se mostró todavía más contrariado tras la reunión. “El Arzobispado se desvincula de cualquier responsabilidad en mi caso porque dice que el colegio de Reparadores es autónomo y que son ellos quienes tienen que solventarlo”. Guillermo manifestó a la salida de ese encuentro que “el mensaje que nos han trasladado desde el Arzobispado es que no tienen que dar la cara porque ellos no han hecho nada y no tienen que responder por lo que han hecho otros”. Además de ello, les vinieron a explicar que “hablarían en caso de que los implicados vivieran; pero como los religiosos fallecieron hace años casi nos vienen a preguntar a nosotros sobre qué hacemos y cómo actuamos”, finalizó.

Guillermo recordó que él pidió esta reunión “por el silencio de la Iglesia y porque el que calla otorga y el silencio hace cómplices. Pero ellos piensan que en público y ante la prensa no tienen que decir nada. Y a mí claro que me aliviaría que hicieran una disculpa pública, o me hubiera gustado que el arzobispo me llamara. Lo único que me ha dicho el vicario es que en una visita reciente a Roma había informado de mi caso”. Ambos recordaron que el vicario les aseguró que “no tenían miedo a nada, llegase una denuncia o llegasen 300” y que en el caso de que se les notificaran, “informarían a Roma” al respecto.