Pamplona - Cuando todos los focos estaban puestos en el atracón electoral a nivel local, autonómico, estatal y europeo de la doble convocatoria de abril y mayo, la noticia encadenada de la apertura del proceso electoral en la UPNA y la renuncia a la reelección del actual rector, Alfonso Carlosena, han precipitado los acontecimientos y abierto un escenario complejo e interesante a tenor de la situación actual y los antecedentes.

continuidad versus cambio

El peso del equipo rectoral

La historia muestra casos contradictorios sobre el ‘efecto sucesión’

¿Contar con la experiencia y el respaldo del equipo rectoral saliente es bueno o malo? La pregunta lleva a priori a una respuesta afirmativa, ya que un candidato que venga rodado por su labor en un equipo -si ésta ha sido buena, como es el caso del vicerrector Ramón Gonzalo- es un plus tanto de visibilidad como de apoyo logístico en la campaña electoral e imagen de solvencia. Esta fue la senda recorrida por el propio Alfonso Carlosena -también vicerrector de Investigación- en su día para ganar las elecciones a Jorge Nieto. Carlosena procedía del equipo de Julio Lafuente y logró un 70% de votos aunque es cierto que luego ha marcado su propio camino programático y personal. La experiencia en 2003 de Patricio Hernández (año del inicio del cambio real en Navarra) fue justamente la contraria. Se presentó arropado por el segundo equipo rectoral de Antonio Pérez Prados pero apenas logró superar el 30% de votos frente a otro veterano del campus, Pedro Burillo, que sin embargo supo aglutinar a los diferentes y encarnar el espíritu del cambio y de fin de ciclo tras dos mandatos del sector más conservador de la UPNA. Los papeles están ahora invertidos en caso de que cuaje una segunda candidatura pero este eje es clave además de otro factor: el plus de género es importante ya que hay pocas rectoras...

un sistema electoral abierto

Sufragio directo

¿Elecciones a dos o a tres bandas? ¿Dispersión o transacción del voto?

Actualmente ni siquiera hay una candidatura formalizada así que hablar de un escenario de tres candidatos es un juego de cábalas. Con el paso y el peso del tiempo lo cierto es que en el campus se han ido borrando de alguna manera las trincheras de décadas marcadas por el frentismo y maquinarias electorales que peleaban despacho a despacho cada voto con el anterior sistema más similar al del Senado que al del Congreso. Las referencias históricas de la “época de Pérez Prados”, de “el cambio de Burillo”, de “la sombra de Barcina” se han ido diluyendo por el relevo generacional, que no sólo afecta -lógicamente al alumnado- sino también al profesorado -sector clave- y al PAS. Pese a ser una universidad más “liquida” y tecnificada, aún es posible poner adjetivos y acentos a las candidaturas. Y más en un campus y en una Navarra donde se conoce todo el mundo. Con las figuras actuales encima de la mesa hay dos sectores sociológicos naturales con cartas en la mesa. Quizá el vasquismo progresista esté más húerfano. En la historia reciente sólo en 2007 hubo tres candidatos (Purroy, Cabases y Lafuente). No parece que ése sea el escenario más probable, pero las corrientes transversales de fondo y canjes tácticos pueden influir. - J.I.C.

Las fechas claves: del 5 al 10 de abril candidaturas, el 9 de mayo a votar. Las votaciones de la primera vuelta tendrán lugar el jueves 9 de mayo, y, en su caso, la segunda se ha programado para el viernes 24 de mayo. La presentación de candidaturas se podrá realizar entre los días 5 a 10 de abril.

Quién vota. El rector o rectora saldrá de una elección directa mediante sufragio universal libre y secreto de la comunidad universitaria entre las personas candidatas, que tienen que ser catedráticos y catedráticas de la UPNA que se encuentren en activo y presten servicios en ella. Votan todos los docentes, PAS y alumnos pero el valor de su voto será ponderado por sectores de la comunidad universitaria conforme a los porcentajes fijados.