Ante la imposibilidad de cambiar el pasado, el recuerdo y la memoria se convierten en un bálsamo para curar las heridas abiertas durante la guerra, algo muy importante para quienes sobrevivieron a las crueldades del bando contrario y también para los familiares de los que ya no están.

Con el objetivo de honrar a quienes sufrieron el internamiento en el campo de Gurs ayer se rindió un homenaje en el lugar en el que, en el pasado, descargaban los trenes cargados de personas. La consejera de Relaciones Ciudadanas e Institucionales, Ana Ollo, participó en este acto de reconocimiento, en el que también participaron el director del Instituto Navarro de la Memoria, José Miguel Gastón, el jefe de Sección del Servicio de Memoria Histórica, César Layana, así como autoridades de los gobiernos Vasco, español, francés y del Gobierno de Aragón. Además estuvieron presentes una veintena de navarros, familiares de internos de Gurs o de asociaciones memorialistas.

Durante su intervención, la consejera Ollo quiso recordar que hace 80 años el pueblo de Gurs quedó para siempre asociado a la represión y al exilio con un campo que, primero de refugiados, pasó a convertirse en un campo de concentración. “La memoria de las vulneraciones de Derechos Humanos aquí cometidas es fundamental para la reparación de las familias”, señaló añadiendo que también lo es “en un plano colectivo, para la construcción de sociedades más justas, más éticas y más democráticas”.

Por ello, continuó, “el campo de Gurs es un lugar de memoria por excelencia, transmisor de los valores por los que tantas personas fueron asesinadas o represaliadas. Gurs es ejemplo de solidaridad, de empoderamiento de mujeres ante condiciones de vida extremadamente duras, es espacio de lucha por la libertad y por la justicia social frente a la imposición”.

Para terminar, Ollo quiso recordar que las palabras pronunciadas en el homenaje que el Gobierno de Navarra rindió a las personas navarras internas en el campo. “Memoria para reconocer y reparar; memoria para convivir; memoria para respetar; memoria para no caer en el olvido; memoria para que aquellos trágicos acontecimientos no vuelvan a repetirse”. Por su parte, el consejero de Gobernanza Pública y Autogobierno del Gobierno vasco, Josu Erkoreka, reconocido el “sufrimiento injusto” que padecieron todas las personas que estuvieron internas en el campo, al tiempo que recordó el “esfuerzo y la contribución” que hicieron a “la causa de la libertad, la justicia y la democracia”.

Las intervenciones de los diferentes representantes institucionales fueron precedidas el grupo de danza contemporánea Dantzaz, de Errenteria, que representó una coreografía sobre la prisión y el exilio que sufrieron miles de personas en Gurs. Posteriormente, las autoridades llevaron a cabo una ofrenda floral frente a los monolitos instalados por el Gobierno de Navarra y el Gobierno Vasco. Tras finalizar el acto, todas las personas asistentes pudieron visitar la exposición de fotos Los Caminos del Exilio, que reúne el trabajo del español Manuel Brabo, la siria Sima Diab, los franceses Olivier Jobart y Pierre Marsaut, y el griego Girogos Moutafis en una muestra sobre el viaje emprendido por tantos millones de familias obligadas a abandonar sus países en conflicto.