bILBAO - Arribó el Lunes de Pascua a la isla de Lesbos, tras haber pasado por Quíos, y todavía ayer estaban siendo acomodados en un amarre algo más apartado de la zona comercial. El Aita Mari permanecerá amarrado allí al menos durante todo mayo para ejecutar algunas reparaciones y, lo más importante, acondicionar un espacio en el buque de rescate donde prestar asistencia dental a las personas refugiadas.

En las próximas jornadas -hoy o mañana, a más tardar- los voluntarios de Salvamento Marítimo Humanitario (SMH) está previsto que empiecen a diseñar un calendario y una agenda de contactos con las ONG locales para trabajar en un plan integral de atención. El antiguo atunero vasco operado por SMH logró atracar el lunes en Lesbos para distribuir ayuda sanitaria entre las miles y miles de personas migrantes en dicha isla y en la de Quíos, donde también echaron el ancla después de una travesía de una semana por el Mediterráneo.

Lo hizo cargado con medicinas, ropa y otros bienes de primera necesidad -pañales, leche infantil...- a bordo, para repartir entre los miles de refugiados que se encuentran en Grecia. Desde SMH confirmaron a este periódico que esas 12.000 personas ya han recibido los productos sanitarios, higiénicos, mantas y ropa que transportan en su bodega. Este ha sido el final de un primer viaje humanitario, a la espera de que el Gobierno español permita al buque de rescate poner rumbo hacia la ruta migratoria “más mortífera del mundo: Italia-Libia”. “Desgraciadamente, desde hace ya tres meses, el Ejecutivo bloquea a nuestro buque para realizar labores de salvamento en el Mediterráneo central. En este tiempo, más de 250 personas han perdido la vida mientras intentaban llegar a Europa”, apuntó Marco Martínez, capitán del barco.

En esas dos islas de Quíos y Lesbos residen 8.550 refugiados y migrantes, prácticamente el 60% de los más de 14.000 que se encuentran en las islas del Egeo, según datos del Ministerio de Migración griego. Tras descargar el material en la primera de esas islas, el barco y sus tripulantes se dirigieron a Lesbos, donde harán reparaciones en el Aita Mari y prestarán ayuda humanitaria sanitaria en la enfermería de la embarcación que tiene 32 metros de eslora.

En cualquier caso, desde la asociación SMH subrayaron a este periódico la importancia de valorar en su justa medida este hecho. “Es una pequeña buena noticia, pero que estos destellos de buena noticia no oculten la realidad y lo que realmente estamos reclamando. Y por lo que luchamos”, describieron desde SMH para referirse a la misión de rescate en aguas del Mediterráneo central; en concreto, frente a las costas de Libia donde la situación es de auténtica emergencia humanitaria.

“Hoy en día, en Libia se está produciendo una guerra que toca ya las puertas de Trípoli. Las últimas noticias apuntan, además, que los autoproclamados guardacostas libios, entrenados y financiados con dinero europeo, han amartillado las patrulleras que Italia les regaló, y las están usando como unidades de guerra en este conflicto”, anunciaron. Además, desde SMH recordaron que igual de embarrancado administrativamente que el Aita Mari se encuentra el buque Open Arms que ayer partió hacia las islas del Egeo. “A su vez, en Malta está retenido el Lifeline y, en Córcega, el Sea Watch 3”, lamentaron.

‘Open Arms’. El barco de rescate humanitario ‘Open Arms’ zarpó ayer del puerto de Barcelona rumbo a Samos y Lesbos para transportar material humanitario tras cien días “de bloqueo”. Aunque la autorización del Gobierno español no les permite operaciones de salvamento, el fundador de la ONG Proactiva, Óscar Camps, aseguró que estas no son un objetivo, sino “una obligación legal y moral y un imperativo ineludible”. “A nuestros compañeros y compañeras del ‘Open Arms’ les deseamos buena proa y estamos deseosos de reencontrarnos en Lesbos”, apuntaron desde SMH.