PAMPLONa - ¿Qué pensó cuando la palabra violación aparecía en ese documento, algo que lleva defendiendo desde hace casi tres años?

-Fue una satisfacción para la Fiscalía en general porque al final se ha refrendado la tesis que veníamos sosteniendo desde el principio y además en toda su extensión, no sólo desde el punto de vista de la agresión sexual, sino además con las agravantes que nosotros veníamos defendiendo. Fue una resolución satisfactoria para nosotros.

Recordamos que en el interrogatorio de dos horas al que les sometió en la vista fue durísima con los acusados. Dijo que las pruebas eran contundentes, que los hechos fueron sin consentimiento y con violencia o intimidación. ¿Se sentía sola en esta batalla? ¿Qué le decían en su entorno?

-Desde la Fiscalía navarra siempre hemos estado absolutamente convencidos y luego hay que tener en cuenta que, ahora hemos terminado un proceso judicial, pero nosotros no trabajamos sin nada. Para cuando llegamos a un procedimiento penal hemos tenido mucha gente detrás que ha hecho un trabajo espléndido, como la Policía Municipal de Pamplona, la Policía Foral, el juez instructor al llevar adelante la investigación, ciudadanos que han hecho de testigos y colaboran de forma desinteresada con la Administración de Justicia, peritos forenses, peritos psicólogos... Ellos son los que nos van proporcionando todo el acervo probatorio que necesitamos para formular una acusación y probar los hechos que estamos imputando. A nuestro entender estábamos cargados de pruebas para mantener esa acusación, finalmente estimada por el Supremo, y desde luego de mis compañeros tuve todo el apoyo que se puede tener porque estábamos todos convencidos y trabajando justamente en esa misma línea. Incluso fue otro compañero fiscal (Jaime Goyena) que estaba de guardia en ese primer momento, quien solicitó la prisión provisional y vio que podíamos estar ante un delito de agresión sexual como finalmente ha sido.

Habrá leído el cuestionamiento que se hizo del propio relato de la víctima pese a que había vídeos en los que se veía que la actitud de la víctima era precisamente la de víctima de una violación...

-Creo que a veces partimos de prejuicios o ideas preconcebidas en cuanto a cómo tienen que ser prestados los testimonios de una víctima. Cada víctima es distinta y se explica de una manera distinta. Para algunos puede parecer que lo hizo con cierta tranquilidad, quizás sea también su manera de defenderse ante una situación muy hostil. Es una situación ante un tribunal de justicia, con tres magistrados, cuatro acusaciones, tres letrados, y sometida a una serie de preguntas duras, muy difíciles, que afectan a su intimidad y a su dignidad y es una de las situaciones más difíciles para pasar cualquier persona. A una víctima no se le puede exigir que se comporte como se supone o algunos piensan que debe comportarse una víctima. Hizo un relato veraz de lo que pasó e incluso a veces podía dar la impresión que estaba intentando no dramatizar demasiado esa situación, pero creo que puede ser su forma de defenderse ante una situación muy difícil para una persona.

¿Qué pensó cuando se llegó a plantear y a aceptar como pruebas imágenes en redes de esa mujer cuando intentaba comportarse como una joven normal de su edad? ¿Era un intento de criminalizarla?

-Respeto el derecho de defensa, pero es evidente que no me gustó. Los acusados tienen que tener todas las garantías, aportar todos los medios de pruebas para que la acusación no pueda imputarles la comisión de un hecho delictivo y una sentencia condenatoria. Pero ni la vida anterior ni la posterior que desarrolle la víctima no es lo que se está juzgando, sino el comportamiento de los acusados y exponer las pruebas que puedan determinar su culpabilidad o su inocencia. La víctima no es culpable o inocente de esa situación, la víctima se ha visto envuelta en una situación no buscada por ella, lógicamente no puedo estar conforme con que se busque criminalizarla, que se ponga en duda su comportamiento, que si se puso a hablar con gente que no conocía, si estaba sola de madrugada..., eso es muy normal y habitual. En un procedimiento penal se debe juzgar la conducta de los acusados.

En el juicio fue la voz de la víctima: “Me sometí, hicieron conmigo lo que quisieron”, dijo. Y luego se centró en decir de los acusados: “Creían que gozaban de una impunidad que afortunadamente no tuvieron, creían que no les iban a pillar”

-Fue mi conclusión de la forma en la que se desarrollaron los hechos a mi parecer. No parece que después de los hechos tuvieran mucha sensación de que pudieran ser sorprendidos o verse implicados en esta situación. Ellos siguieron de fiesta en Pamplona y creo que pensaban que gozaban de impunidad en una ciudad en la que el 6 de julio hay 1 millón de personas vestidos de blanco. Que fueran localizados no era para ellos una posibilidad real que entrara en su cabeza. Y de hecho mantuvieron los vídeos en sus teléfonos móviles y no se desprendieron del de la víctima hasta que lo arrojaron cerca de unos contenedores una vez que fueron identificados por la Policía Foral. Solo después de esa identificación (en el callejón de la plaza de toros), cuando la Policía les dejó ir, fueron hacia su vehículo en principio con la intención de abandonar la ciudad. Ni siquiera borraron las imágenes.

En el comienzo del proceso, hubo gran polémica por quien incluso vio jolgorio. ¿Cómo es posible que las mismas imágenes vistas por distintos jueces y quienes estaban en esa sala pueden ser interpretadas de manera tan diferente?

-Cada persona tiene una forma de interpretar lo que ve. Cada juez o magistrado hizo una valoración de lo que vio según su saber y entender en conciencia. Seguramente si muchas personas ajenas al mundo de la Justicia vieran las secuencias completas unos opinarían como finalmente ha sido que fue una situación absolutamente impuesta y no consentida para la víctima y otros igualmente pensarían que sí. Desde mi punto de vista fue patente y claro. No puedo saber por qué unos sí y otros no. Y el resto de compañeros tampoco vieron nunca consentido. - D.N.