Anoche, como si el hórreo de Aranzadi fuese un particular observatorio astronómico, las huertas de alrededor se convirtieron en improvisadas explanadas para instalar telescopios apuntando hacia el este, justo encima del Casco Viejo de Pamplona, y contemplar el eclipse lunar. Decenas de personas se concentraron a partir de las 21.30 horas, convocados por la Agrupación Navarra de Astronomía, para presenciar una de las dos veces por año en las que el sol proyecta la sombra de la Tierra sobre su satélite. La peculiaridad de esta vez fue que la de ayer se trataba de una noche de luna llena, cuyo 70% de luz fue desapareciendo, visto desde Navarra, de 22.01 a 23.31 horas en un eclipse parcial. Es decir, la Luna adelantó once días su ciclo en apenas dos horas.

En ese espacio de tiempo, la proporción de oscuridad sobre la superficie del satélite llegó hasta el nivel que podrá verse el próximo 27 de julio, cuando ya haya superado el cuarto menguante (media Luna visible, con inercia hacia la forma de la letra C). Después, la luminosidad se recuperó en dos horas y 46 minutos, acabando la fase penumbral a las 2.17 horas.

La razón por la que ocurre esto, según explicó ayer Javier Armentia, director del Planetario de Pamplona y socio de la Agrupación Navarra de Astronomía, es que “se alinean el Sol, la Tierra y la Luna. Cuando el sol proyecta la sombra del satélite en el planeta y tapa a la estrella, es un eclipse solar; mientras que si es la Tierra la que se encuentra en medio y da sombra a la Luna, es un eclipse lunar”, especificó el científico.

Más allá de los detalles técnicos, el presidente de la Agrupación Navarra de Astronomía, Íñigo Sánchez, cree que la gente se siente atraída por “todo lo relacionado por el tema del cosmos” porque “tiene algo de ajeno a la vida cotidiana”, así como algo de “trascendental y misterioso”, además por una evidente razón de belleza “estética”. Por eso, además de muchos del medio centenar aproximado de socios con el que cuenta la asociación que preside, decenas de personas de todas las edades fueron a presenciar el fenómeno por afición o simple curiosidad. Para ello, los miembros de la agrupación instalaron cinco telescopios, entre los que destacaba uno mucho más grande con el que aprovecharon “para ver Júpiter, Saturno y sus anillos”, informó Sánchez. También proyectaron la imagen del eclipse por otro de ellos.

Mientras duró todo el proceso, se pudo observar la superficie visible de la Luna cubrirse y descubrirse, no su cara oculta, como ayer afirmó por error este periódico. En ese tiempo, el satélite hizo el mismo efecto que “al encender y apagar una lámpara con un objeto delante”, comparó Armentia. Hoy, la lámpara de noche volverá a iluminar con su máximo esplendor, después del cambio de bombilla de cuatro horas y cuarto.