los responsables del Santuario Animal Corazón Verde de Navarra, uno de los 22 que existen en el Estado, se enfrentan a un juicio por un supuesto delito de receptación (quedarte con algo a sabiendas de que ha sido robado) de tres cabras que les entregaron unas chicas tras salvarlas de un incendio registrado en Portugal hace ya dos veranos. El periplo de estas cabras -cabritillas cuando iniciaron su viaje a Navarra-, una nota de la Guardia Civil y la aclaración desde el santuario animal navarro desvelan una curiosa historia. “Nosotros desconocíamos el origen de las cabras; nos limitamos a acogerlas, las registramos y las hemos cuidado y alimentado. No hacemos preguntas porque nos fiamos de la gente”, asegura el director del santuario Corazón Verde, José Sagarra Pérez de Obanos.

La Guardia Civil anunció ayer que había devuelto a sus dueños “tres cabras hurtadas durante los devastadores incendios de 2017 de Portugal” y denunció que “integrantes de una ONG animalista aprovecharon la situación de asolamiento en la que se encontraba la población de Penedo (Portugal) para hurtar a tres cabritos recién nacidos”. Añade que los “animales sustraídos eran el único sustento que le quedaba a esa aldea para continuar con su vida tras los incendios”.

El cuerpo policial dice que personas voluntarias que acudieron al incendio de Penedo para colaborar en labores humanitarias “aprovechando que todo el mundo se encontraba comiendo, hurtaron tres cabritos” e inició una investigación que ha concluido con la localización de las cabras en el santuario de la Merindad de Sangüesa.

Imputa la Guardia Civil a dos titulares del santuario un delito de receptación y señala que si bien no habían comprado los animales “si los tenían en su posesión” y “no pudieron justificar su procedencia ilícita”. Añade que los animales no tenían número crotal aunque estaban inscritos.

Desde el santuario animal, su director, José Sagarra, mostró ayer su malestar ante unas acusaciones y un juicio que considera injusto porque “cuando nos trajeron las cabras en ningún momento nos dijeron que fueran robadas, sino que las habían rescatado de una zona incendiada”. Desde este santuario donde se acoge animales de granja maltratados o abandonados y en el que hoy viven 70 de diez especies distintas (cerdos, burros, ovejas, cabras, conejos, gallinas, patos, gatos etc), Sagarra niega haber pagado por la cabras, “ya que va en contra de nuestra ética y de nuestros estamentos”, y explica que carecían de crotal “ya que una de las primeras cosas que hicimos fue indentificarlas en Ganadería del Gobierno de Navarra y entregar los crotales a la Guardia Civil. No tenían porque no ha pasado el veterinario”. Las cabras, que incautadas en el santuario se llevaron a Ilundain han sido devueltas a sus dueños.